La precariedad del sistema responsable de atender la enorme crisis de salud mental en Puerto Rico obliga a repensar las iniciativas que han pretendido resolverla. Mayo es el mes de la salud mental. Y hay muy pocas razones para celebrar. Los desafíos del sector representan una urgencia transversal que golpea a miles de hogares puertorriqueños.
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Poco que celebrar en el mes de la salud mental
Nota de archivo
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