Hay una novela de 1959, llevada al cine después dos veces (en 1962 y en 2004), que trafica con un espanto que todos los que amamos a nuestros países hemos sentido alguna vez. Se titula “The Manchurian Candidate”, la escribió Richard Condon y, sin dar mucho detalle, para no arruinarle la experiencia al que no la haya leído, trabaja con la premisa de que un país enemigo de Estados Unidos planta en el más alto nivel del gobierno federal a una persona amarrada a los intereses de ese adversario y no a los del pueblo estadounidense.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project