El compromiso sin fisuras de Richard Ravitch con Puerto Rico, su talento, su experiencia con problemas similares a los que enfrentamos, nos dieron apoyos de incalculable valor, de acuerdo con Alejandro García Padilla
El compromiso sin fisuras de Richard Ravitch con Puerto Rico, su talento, su experiencia con problemas similares a los que enfrentamos, nos dieron apoyos de incalculable valor, de acuerdo con Alejandro García Padilla
Hace ya muchas décadas, a principio de los años 60 del siglo pasado, un joven abogado de Nueva York recién graduado de la Escuela de Derecho de Yale, que interesaba dedicarse a desarrollos inmobiliarios, pensó en Puerto Rico. Le entusiasmaba la reforma institucional que entonces ocurría en el país impulsada por el gobernador Luis Muñoz Marín. Vino a Puerto Rico y desarrolló aquí tres estupendos proyectos: el complejo residencial El Monte de Río Piedras, todavía fascinante por su diseño y por su ideal de convivencia urbana; el taller de la Consolidated Cigars en Cayey y el edificio del Chase Manhattan Bank en Hato Rey, hoy sede del Banco Oriental, dos ejemplos de la mejor arquitectura empresarial y comercial de Puerto Rico. Richard Ravitch, aquel joven idealista que se acercó a Puerto Rico hace tantos años, falleció el domingo pasado.
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