Nada disfruto más como escuchar, sentir, y vivir lo que es y significa una escuela. Niños que corren, gritan, cantan; maestros que se desviven por hacerlo bien. Ese es el sonido que permite la gesta de un mejor país. Es en el salón de clases donde se gesta la patria y se enarbolan las transformaciones que no emanan de un programa de gobierno, sino de la vocación de un buen maestro. Esa es la aspiración que tenemos.
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