No suelo meterme en parcelas ortográficas, pero, últimamente veo con frecuencia una discretita monísima coma que se le ha colado al español, nadie sabe cómo. Una coma exiliada, una gringada o, para “sonar” más rebuznada, una coma anglicada. (¿Existe tal cosa?) Antes, repasemos qué son los anglicismos. En el diccionario de la real, anglicismo figura, en su primera entrada, como “Giro o modo de hablar propio de la lengua inglesa”. Strike one. La segunda entrada del peliagudo anglicismo lee: “Vocablo o giro de esta lengua (la inglesa) empleado en otra”. Ya llegamos a primera (creo). La tercera entrada (porque el béisbol no es lo único que tiene entradas), dice “Empleo de vocablos o giros ingleses en distintos idiomas”. Okey... ¿Pero y la coma? Sucede que el uso de los signos ortográficos no son los mismos en cada lengua. De ahí que, por ejemplo, el español sea la ÚNICA lengua en el mundo que use signos de interrogación y admiración, en principio y final. Y, de acuerdo con la ortografía que nos “unifica”, se supone que, cuando usted escribe una carta (en español), inmediatamente después del saludo, van dos puntos y no una coma. Por ejemplo, Apreciada profesora: . Poner una coma después del saludo epistolar es norma ortográfica inglesa (Dear Professor,). En español, nada que ver. ¿Cómo se infiltró esa coma gringa en las cartas y los correos electrónicos en español? ¿Coma encubierta?
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