A pesar de la rebelión de los liderazgos políticos populistas ante las evidencias, la descalificación de la ciencia ha tenido que dar paso a una suerte de subordinación ante los hechos, escribe Esteban Caballero Carrizosa
A pesar de la rebelión de los liderazgos políticos populistas ante las evidencias, la descalificación de la ciencia ha tenido que dar paso a una suerte de subordinación ante los hechos, escribe Esteban Caballero Carrizosa
Una de las cosas que la pandemia trajo consigo es la referencia al discurso científico como parámetro para las decisiones. Ello ha marcado un contraste con el modo en que se ha venido dando la relación entre política y ciencia a partir del surgimiento de los llamados “liderazgos populistas”; véase los casos emblemáticos tipo Trump y Bolsonaro. Es parte de esa cultura política establecer el predominio de lo ideológico frente a una narrativa basada en la evidencia surgida del análisis científico. Por ejemplo, la negación del cambio climático como efecto de la actividad humana en la Tierra.
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