

El gobierno cubano, en la voz de su presidente Miguel Díaz-Canel, le adjudicó la responsabilidad en la incitación de las manifestaciones ocurridas el pasado 11 de julio a los Estados Unidos. A la vez culpó al COVID y al recrudecimiento del embargo, que se produjo bajo la presidencia de Donald Trump y que Joe Biden ha mantenido, por las carestías que el pueblo está sufriendo. Fue una respuesta reduccionista, porque ocultó las verdaderas razones que estimularon a aquellos que, desde las calles cubanas, expresaron su necesidad de ser escuchados.
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