De cacerolazos y artistas: Bad Bunny y Luma
Las protestas contra los servicios públicos ineficientes —y la pedantería de los gobernantes ante el sufrimiento ajeno— han entrado en una nueva dimensión con el apoyo de artistas prominentes. Las convocatorias a eventos masivos, que de ordinario surgirían de organizaciones sociales, de repente adquieren un nuevo mollero comunicativo cuando algún artista joven se ubica detrás del llamado. Este hecho ha generado una oleada de críticas proveniente de los sectores partidistas más temerosos de que el furor provoque otra ola de protestas ininterrumpidas como las que vivimos en el verano de 2019.
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