En la juventud está el futuro, pero nuevos sueños no caben en el espacio invadido por viejos fracasos. Esas aspiraciones de una nueva generación no se pueden realizar en solares ocupados por edificios dilapidados, plantea Wilfrido G. Ortiz
En la juventud está el futuro, pero nuevos sueños no caben en el espacio invadido por viejos fracasos. Esas aspiraciones de una nueva generación no se pueden realizar en solares ocupados por edificios dilapidados, plantea Wilfrido G. Ortiz
Según los datos más recientes del Buró del Censo de los Estados Unidos, el número de viviendas desocupadas en Puerto Rico ha ido en aumento hasta llegar al 25 por ciento de todo nuestro inventario. En nuestras ciudades el problema de las edificaciones vacantes es aún mayor, ya que no se limita a las residencias. No hay más que darse una vuelta por San Juan para ver a simple vista el gran número de edificios comerciales en total abandono. No estamos hablando de estructuras con valor histórico o arquitectónico, sino de edificios que se construyeron solamente para satisfacer una necesidad práctica en una realidad económica que ya cambió. Ahora se encuentran en un estado tan deteriorado que constituyen una amenaza para la seguridad y salud pública.
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