Si bien es cierto que el derecho penal opera bajo la base de la proporcionalidad de las penas, y otros principios, en instancias esto parece opacar el otro extremo del sistema penal. Los sistemas de justicia a lo largo del mundo tienen dos misiones principales: buscar la llamada justicia ante un acto presuntamente injusto (hasta que se pruebe) y la reparación del daño causado (si alguno). La finalidad de tener un sistema que busque batallar las injusticias del mundo es inequívocamente tratar de erradicarlas. Entonces, ¿cuál sería el punto de tener un sistema que solo penalice y que poco rehabilite? Si ya es un hecho probado, que amenazar con cárcel o imponer años de reclusión que sobrepasan la media de la vida humana, no consigue una disminución sustancial en la comisión de los delitos. ¿Por qué insistimos en ello?
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