


Con la picardía y la autoridad que le otorgan sus noventa y un años acabados de cumplir, Jacobo Morales me lanzó, desde la esquina derecha del escenario de Los Rayos Gamma, una pregunta de esas que vienen con cierta malintención satírica: “Tú, que das charlas de motivación sobre trabajo en equipo… ¿cómo describirías el ambiente laboral en la presente administración del Partido Nuevo Progresista?”. La sala del café-teatro Moneró explotó en risa anticipada. Desde que conocí a Eddie López en 1971 —el humorista fundador de esta tropa satírica que convirtió su tratamiento de cáncer en excusa perfecta para culpar a Los Rayos Gamma de sus ideas— entendí que la risa es el remedio infalible para este país que necesita terapia intensiva. A falta de buen gobierno, carcajadas de resistencia, pues estamos ante el inicio del cuatrienio más desastrozo de nuestra historia.

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