

De más está decir que la localización geofísica y topográfica de Puerto Rico provee parte del encanto que posee la isla. Asimismo, al estar situada entre dos placas tectónicas y en el centro del Caribe, con terrenos montañosos y clima tropical, es innegable que estas características contribuyen a la vulnerabilidad ante riesgos naturales. Desde huracanes, tsunamis, terremotos, sequías, deslizamientos e inundaciones, pareciera más que somos la isla del desgarbo que la del Encanto. Y, aunque algunos de estos desastres naturales son más comunes que otros y algunos más devastadores que otros, todos provocan o causan un efecto en la educación, de por sí ya maltrecha por el gran desastre humano que es la corrupción en el Departamento de Educación.
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