Nuestra Constitución necesita de una profunda transformación que incluya un cambio trascendental en la relación política entre el pueblo y su Gobierno, y entre Puerto Rico y Estados Unidos, para atemperarla a las nuevas realidades
Nuestra Constitución necesita de una profunda transformación que incluya un cambio trascendental en la relación política entre el pueblo y su Gobierno, y entre Puerto Rico y Estados Unidos, para atemperarla a las nuevas realidades
La renuncia de Ricardo Rosselló Nevares a la gobernación de Puerto Rico, forzada por amplios sectores de nuestro país, ratificó una vez más que el poder político del gobierno en nuestra tierra emana del pueblo y tiene que ejercerse conforme a su voluntad. Esos sectores despidieron a Rosselló por negligencia crasa en el cumplimiento de los deberes de su cargo, por la tolerancia, si no el estímulo, a la corrupción rampante y la falta de respeto a los más altos valores de nuestro pueblo y sus instituciones, en concurso con sus más cercanos asesores y colaboradores. Su acción fue firme y contundente: renuncia, no vamos a tolerar esa conducta.
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