Relajados los de la “crema” del país, que no es con ustedes. Esta es otra crema. Me refiero a la incomprendida diéresis. Sí, a la diéresis le llaman cremilla o crema, y, si se duerme, va y le endilgan maicena. Pero a lo que vinimos. La cremosa, dependiendo de la lengua, cumple diversas funciones. En aymara, por ejemplo, indica alargamiento vocálico, pero en español indica que esa “u” no es muda y tiene que sonar cuando está en güe y güi. Pero, ¿y ese seqüestro con q y diéresis, de dónde sale? Tengo en mi regazo la Ortografía de la Irreal de 1741 que nos dice: “ […] algunas voces que por venir del latín que las escribe con Quo, se ha conservado su uso de escribirlas según su raiz: tales como quociente, quodlibeto, quota y sus derivados. […] Pero qualidad, y calidad, quantidad, y cantidad se pronuncian y escriben de ambos modos”. Además, “cuando después de la Q se pronuncie la U claramente se debe notar con dos puntos sobre ella así ü, […]”. Había que poner una diéresis sobre la u en palabras como “qüestion” y “seqüestro”, de “sequestrum”. Setenta años más tarde, decidieron (¿o cedieron?) reservar la [c] para las sílabas ca, co, cu y la “qu” para las sílabas que y qui. A partir de esa fecha “seqüestro” pasó a ser secuestro, secuestrando consigo su diéresis inicial. ¿Quién cambió la forma de escribir esta palabra? La gente, como siempre pasa, tarde o temprano. Así fue como ocurrió el secuestro de la crema. Buen provecho con su avena.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project