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EL VIOLÓN DE CHELO

Aida Vergne habla de la aféresis.

9 de septiembre de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Había comentado hace varios Bocadillos que la aféresis es un fenómeno lingüístico (fonético) que básicamente se deshace de sonidos y hasta de sílabas, pero lo que la distingue de otros procesos fonéticos es que ocurre única y exclusivamente en principio de palabra. ¿Por qué ocurre? Pues aunque parezca una contradicción, sucede porque queremos ser más eficientes al hablar. Cuando nos comunicamos, vamos, sin darnos cuenta, modificando sonidos, agregando o quitando aquí y allá, eliminando aquello de lo cual podemos prescindir sin perder sentido. Con el tiempo, algunas de las nuevas formas se asientan en nuestros decires de tal manera que termina modificando palabras. Ese uso constante de palabras “con pollina recortada” pasa a ser una costumbre. Tanto es así que a veces ni sabemos que estamos ante una aféresis. De hecho, algunas tienen la feliz suerte de entrar el diccionario. ¿Ejemplos de aféresis populares? “Tonces” por entonces, “mano” por hermano, “chacho” y “acho” por muchacho y así… También se manifiesta en frases como “chas gracias”. El chelo es una aféresis de violonchelo, mano por hermano y muchas más. Debe saber que la aféresis es muy productiva en nombres propios como lo son Lupe y Guadalupe, Tina y Martina Fina y Josefina, Toño y Antonio, entre otros tantos que pierden sus sonidos iniciales. Cada generación introduce sus cambios. A pesar de que la aféresis es un fenómeno fonético muy antiguo, se mantiene muy productivo, especialmente con la generación del... ¿xting?

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