Estados Unidos ante el reto de combatir la estanflación
“Si tiene cuatro patas y ladra, de seguro es un perro”. Esta expresión de uso común puede ayudarnos a entender lo que se perfila en términos del panorama económico a corto plazo y que se denomina estanflación.
La teoría nos dice que se trata de un periodo cuando se observa una tasa de inflación alta en una economía en recesión o estancamiento.
Al momento en la economía de Estados Unidos la tasa de inflación es la más alta experimentada en muchas décadas y el cambio en el PIB real trimestral por segunda vez ha disminuido lo que algunos consideran un indicador de recesión.
Utilizando la analogía planteada en la expresión popular que alude a un perro, nos dirigimos a una estanflación. Sin embargo, no debemos olvidar que en los años setenta y ochenta del pasado siglo, el mundo económico experimentó el problema de la estanflación y también su solución.
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Desde el punto de vista de la teoría keynesiana se hace necesario una fuerte intervención de la política fiscal y monetaria para solucionar el problema. Y sin duda la administración del presidente Joe Biden está enfocada en ese objetivo. La eliminación de los estímulos fiscales a la economía es el ejemplo. Le corresponde al Sistema de la Reserva Federal (Fed) poner en marcha medidas de política monetaria dirigidas a combatir la inflación, el alza en la tasa de interés interbancaria es el instrumento seleccionado.
Este tipo de medidas o políticas económicas dirigidas a controlar la demanda agregada tiene el potencial de frenar la economía de un país por lo tanto creando una recesión en la misma. La historia reciente nos dice que el reconocer los problemas es ya de por sí, un problema. El Fed no reconoció la existencia de una alta tasa de inflación hasta hace muy poco.
La defensa de la administración Biden para no declarar una recesión se basa en los datos del mercado laboral en específico en la baja tasa de desempleo actual. Sin embargo, es preocupante saber que las empresas en general reclaman falta de trabajadores para ocupar las plazas disponibles. Esa incapacidad de contratar nuevos trabajadores se debe ver reflejada en un alza en el salario nominal lo que en teoría abona a un alza en el costo de los productos, creando una fuente de inflación en la economía.
El desafío en teoría está planteado desde hace muchas décadas, se debe incentivar o estimular a la oferta agregada (empresas) para que incremente su oferta y que la consecuencia en la economía sea un mayor nivel de producción y una baja en los niveles de precios.
Reserva Federal aprueba nuevo aumento en las tasas de interés
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A corto plazo el reto parece ser como incrementar la cantidad de trabajo de pleno empleo que ya se entiende es bajo (3.6%); sin duda la fuerza laboral en la economía de Estados Unidos debe incrementar o en el plano conceptual se debería incrementar la cantidad de capital utilizado o el nivel de tecnología.
No podemos olvidar que la oferta a nivel mundial se está viendo afectada por diversos factores: pandemia de salud, restricciones de suministros y conflictos bélicos lo que hace que la respuesta a los cambios presentes se haga más lenta con sus consecuencias sobre los mercados de productos. Como esos factores se consideran externos a la economía las soluciones a los problemas los debemos enfocar al interior de estas.
En un ambiente de inflación como el que estamos experimentando la necesidad de aumentar la fuerza laboral mediante un alza en los salarios se ve afectada por la inflación, se hace necesario un alza mayor en los salarios para compensar por la pérdida de poder adquisitivo del dinero.
La existencia de estanflación como problema económico trae de nuevo al escenario económico el enfoque de usar políticas económicas del lado de la oferta que vayan dirigidas a estimular o incrementar el nivel de producción mediante el uso de política fiscal dirigida a modificar los impuestos a las empresas y los individuos.
Economistas que desarrollaron sus teorías en los setenta y ochenta ante la crisis del petróleo plantean que las medidas tradicionales para enfrentar la inflación traen consecuencias sobre la demanda y la oferta. En el marco laboral muchos de los estímulos fiscales afectan la decisión de trabajo de los individuos lo que aparenta ser el caso experimentado en los años recientes.
Como de forma oficial no se ha declarado una recesión y mucho menos la existencia de una estanflación queda pendiente que el tiempo nos determine el problema económico que enfrentamos.
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