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La imagen de un fósforo junto a un papel y un poquito de gasolina nos puede ayudar a entender lo que está pasando en Estados Unidos y que en Puerto Rico muchos escogen no discutirlo. La cabeza del fósforo tiene un material combustible que, al friccionarlo con una superficie rugosa, emana un calor que produce una pequeña llama. Al poco rato, la llama consumirá, sin mayores consecuencias, el pedacito de madera u otro material que sostiene la cabeza. Sin embargo, si lo acercas a un papel, se producirá un efecto multiplicador del fuego, que se moverá rápidamente a otros materiales inflamables. Sucede que el papel, al ser sometido a un aumento significativo de temperatura, libera la energía acumulada en sus moléculas de oxígeno, y se da la combustión. Si a eso le añadimos un chorrito de gasolina, un potente acelerante, el fuego se hará incontrolable.
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