

Ayer jueves a las 2 de la mañana regresé a nuestro apartamento en Princeton después de un día intenso en Washington, DC, atendiendo varios asuntos medulares para Puerto Rico. En el tren de camino a New Jersey me consumieron dos pensamientos encontrados. Sin querer sonar como un disco rayado, repasaba mis notas de cómo el gobierno federal sigue aumentando su participación e injerencia sobre los asuntos de la isla y, también pensaba que con todas las oportunidades que Puerto Rico está teniendo para crecer y desarrollarse con asignaciones multi-billonarias en fondos federales, qué poco liderato para gobernar bien estamos asumiendo a nivel local.
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