

Me encantan las palabras de Jesús: “Ámense los unos a los otros”. Esas palabras son un llamado a la acogida, la aceptación, la comprensión y la inclusión. Constituyen una invitación a amarnos no porque seamos familia, nos parezcamos o pensemos de la misma manera, sino porque somos, existimos, y, por tanto, formamos parte de la humanidad, la cual debe disfrutar la vida en igualdad de condiciones. Este postulado formó parte intrínseca de su programa igualitario, el cual se elevaba por encima de las diferencias perpetradas por el ordenamiento de la sociedad y el discrimen instituido a base del mismo.
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