La semana pasada realizamos el lazo humano como compromiso para luchar por la erradicación del cáncer de seno. El campus definitivamente se volvió rosado. Veía los rostros alegres de alumnas y alumnos valientes. Recordé mis años de estudiante en Mayagüez. Jamás imaginé que en el 2000 nos llamarían “babyboomers”. Éramos “teens” y eso nos colocaba en un lugar “superior” a los que pasaban de treinta. Tampoco podía pensar que eso de cumplir años era una “amenaza” para la mujer, no solo porque quisiéramos ser siempre jóvenes, también porque es uno de los factores que aumenta la probabilidad de padecer de cáncer de seno.
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