La UPR, la Junta de Supervisión Fiscal y Puerto Rico
El Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico es símbolo de una era. Marcó el inicio del progreso, ha sido espacio de la ebullición de ideas, luchas sociales y políticas, y es cuna de una prolífica producción científica y cultural.
Es decir, este campus es Puerto Rico y aquí se ha forjado nuestra historia. Por esto no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras las políticas de austeridad lo asedian y amenazan su existencia. Es necesario elevar nuestras voces para exigir a la Junta de Supervisión Fiscal un presupuesto razonable que nos permita dar el mantenimiento adecuado a unas instalaciones centenarias que, por su carácter histórico, requieren cuidados preventivos; un presupuesto que haga posible mantener y conservar todas las estructuras que hacen posible la actividad universitaria del siglo XXI.
El inicio de este semestre nos deja ver las condiciones críticas en las que se encuentra el Recinto. Durante los pasados 30 días las energías y el tiempo de nuestros decanos y directivos, en lugar de enfocarse en el semestre que comienza, han estado enfrascadas en atender las terribles consecuencias de los problemas eléctricos, las tuberías rotas y la falta de personal y de recursos fiscales para atenderlas.
:format(jpeg)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gfrmedia/JKQE46BZBFGMHMCF275WVRC23Y.jpg)
Este accidentado semestre inicio con un déficit de $30 millones que limita significativamente las posibilidades de atender esas necesidades. Nuestro personal, docente y no docente, que ha mantenido operante el Recinto en estas difíciles circunstancias merece vivir tiempos mejores, especialmente quienes, con muy poco apoyo institucional, continúan creando y produciendo conocimiento; los que han asumido la carga de trabajo de los más de decenas de empleados administrativos que se han jubilado en los últimos años; y, por supuesto, los que comparten su conocimiento en salones de clases deteriorados, en su empeño por formar las futuras generaciones de profesionales y humanistas, sin los cuales una sociedad democrática desaparecería.
No podemos permitir que el Recinto de Río Piedras de la UPR se convierta en el símbolo del deterioro de nuestro Puerto Rico. Por el contrario, de muchas maneras, este Recinto emblemático deberá continuar siendo el protagonista de la recuperación social y económica de Puerto Rico y el puente que conduzca hacia la movilidad social, la justicia y la democracia.
LEE MÁS:
PECANDO en la UPR, por Magali García Ramis
La misión de la UPR y la ética en la justa admisión de estudiantes, por Gabriel Cirino
El reto de aumentar el número de alumnos de la UPR, por Ana Helvia Quintero
La UPR es pieza integral del futuro económico de Puerto Rico, por Gustavo Vélez
La clave para la sobrevivencia y pertinencia de la UPR, por Armando Valdés Prieto
El fracaso de la UPR, por Enrique “Kike” Cruz
La UPR y la falta de matrícula, por Manuel Martínez Maldonado
La UPR no puede abandonar la excelencia, por Carlos Díaz Olivo
Estamos perdiendo a nuestra Universidad, por Carmen Zoraida Claudio