Se cumplieron cincuenta días de que Puerto Rico fue azotado por los vientos de María. Y como si los vientos hubiesen cesado hace unas horas, la mayoría de los puertorriqueños mantienen a cincuenta días, las mismas condiciones que la tarde del 20 de septiembre. Los puertorriqueños perdieron la esperanza en que el servicio eléctrico sea reestablecido; que el agua potable llegue a todas las comunidades; que los servicios del departamento de la familia se ajusten a la realidad de las familias; que exista un sistema de salud que les atienda adecuadamente y que tome acción preventiva de enfermedades; que los tribunales funcionen para ajusticiar a los violadores de la ley; que la Policía de Puerto Rico centre sus esfuerzos en la seguridad y no en dar tránsito; que abran las escuelas; que vivienda responda; que las carreteras estén en buen estado o comience la reconstrucción; que no se inunden los pueblos con lluvias cotidianas; en fin, que comience la recuperación.
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