Después del espectáculo del primer debate se me hace difícil, con todo y la obligación de amar al prójimo, no desearle la más dolorosa de las derrotas, con muchos votos por correo, a Donald Trump, escribe José Alfredo Hernández Mayoral
Después del espectáculo del primer debate se me hace difícil, con todo y la obligación de amar al prójimo, no desearle la más dolorosa de las derrotas, con muchos votos por correo, a Donald Trump, escribe José Alfredo Hernández Mayoral
Dicen que no se le debe desear mal a nadie. Pero como no somos perfectos qué tal si de los 7,956,000,000 humanos (y humanas) que habitan la tierra, nos permitimos al menos a uno a quien le podamos desear lo peor. Y es que después del espectáculo del primer debate se me hace difícil, con todo y la obligación de amar al prójimo, no desearle la más dolorosa de las derrotas, con muchos votos por correo, a Donald Trump.
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