Con una política pública tan clara y contundente, todavía hay fiscalías en las que ‘se negocian’ alegaciones de culpabilidad a cambio de borrar de la acusación toda alusión a la embriaguez del conductor, escribe Hiram Sánchez Martínez
Con una política pública tan clara y contundente, todavía hay fiscalías en las que ‘se negocian’ alegaciones de culpabilidad a cambio de borrar de la acusación toda alusión a la embriaguez del conductor, escribe Hiram Sánchez Martínez
Tuve un primo a quien hace bastantes años otro juez le impuso diez días de cárcel por conducir en estado de embriaguez. Era la segunda vez que lo cogían. Lo cual fue muy beneficioso para él, porque del susto aprendió, no a dejar la bebida, sino a no conducir borracho jamás, aunque a veces tuviera que coger pon desde el cafetín a su casa con uno más borracho que él. Y también aprendió que, si lo agarraban guiando borracho, de nada valdría tener un primo juez.
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