Cuando la misión de Justicia es asegurar el bienestar y la cooperación de la víctima, pero la judicatura no atiende el caso con el debido apremio, las acciones de esos entes podrían ser catalogadas como incongruentes, dice Claudia Vázquez Nadal
Cuando la misión de Justicia es asegurar el bienestar y la cooperación de la víctima, pero la judicatura no atiende el caso con el debido apremio, las acciones de esos entes podrían ser catalogadas como incongruentes, dice Claudia Vázquez Nadal
La violencia de género ha sido un fenómeno prácticamente inculcado en nuestra cultura. Nos dice la historia que el típico puertorriqueño siempre ha tendido a gozar de un carácter macharrán. Han tenido que ocurrir múltiples tragedias, muertes atroces y casos sacados de películas de terror para que muy paulatinamente se comenzara a concienciar sobre la gravedad del asunto en el que hemos vivido desde que tenemos uso de razón. Tan es así que no fue hasta el 25 de enero del 2021 que el gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, decretó un estado de emergencia por violencia de género, luego de haberse reportado 5,896 casos de violencia de género en el año 2019 y 5,517 en el año 2020.
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