Ana Teresa Toro expone que el vídeo en el que se observa a la gobernadora y su equipo de trabajo relajarse luego de su mensaje impacta por lo fácil que traza la línea entre la realidad y la ficción
Ana Teresa Toro expone que el vídeo en el que se observa a la gobernadora y su equipo de trabajo relajarse luego de su mensaje impacta por lo fácil que traza la línea entre la realidad y la ficción
No hace falta ser puristas. Todos y todas ejercemos distintos grados de performatividad en nuestra vida cotidiana. No solemos hablar igual en el trabajo que en el hogar, o comportarnos con el mismo desparpajo que lo haríamos entre amigos, en espacios que nos requieran alguna formalidad. En tiempos de distanciamiento social e hiper virtualidad lo vivimos aún con mayor frecuencia. Protagonizamos todos los días frente a una pantalla, la puesta en escena de los múltiples “yo” que nos habitan y hasta ahí no hay nada extraño o singular. Sin embargo, cuando esta realidad se traduce y se manifiesta en los mensajes que recibimos como ciudadanos por parte de las máximas autoridades del país —y más aún en medio de una crisis de salud de proporciones globales— es preciso observar estos desdoblamientos del carácter con un poco más de atención.
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