

Hay varios modelos para la designación de jueces. Algunos responden exclusivamente a credenciales académicas y experiencia en la abogacía o la judicatura, con abstracción de criterios políticos. Otro modelo es todo lo contrario: el pueblo vota por candidatos a puestos judiciales, dentro de la dinámica política que esto implica. Otras variantes híbridas incluyen la designación por las ramas políticas del gobierno. En unas, para asegurar diversidad en la judicatura, no más de cierto número de plazas del Tribunal Supremo pueden ser del mismo partido político. En otras, la facultad de nombrar recae en diversos organismos de las tres ramas.
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