¿Hace falta otra prueba para evidenciar lo peligroso que ha sido -y que será- el argumento de que los derechos reproductivos se conviertan en balones políticos?, cuestiona Cezanne Cardona Morales
¿Hace falta otra prueba para evidenciar lo peligroso que ha sido -y que será- el argumento de que los derechos reproductivos se conviertan en balones políticos?, cuestiona Cezanne Cardona Morales
Eso fue lo que dijo un señor, con peste a paraíso, que estaba sentado frente a mí en la sala de espera del dentista. Y lo dijo en voz alta, buscando bulla, y sacudiendo el periódico como si así pudiera reordenar los titulares a gusto y ganas. No se quejó del precio de la gasolina, ni del bolero politiquero “El último presupuesto que pasé contigo” que cantaban en los medios Tatito Hernández y José Luis Dalmau; tampoco se lamentó de que, por ejemplo, en Psicosis Hitchcock obligó a los espectadores a cambiar de punto de vista narrativo a mitad de película, tal vez para probar nuestra supuesta integridad moral. Entonces me imaginé al mismo señor con la misma peste a paraíso -Alcoholado Superior 70- hace cincuenta años, ahí sentado -joven y tozudo- sacudiendo el periódico, pero esta vez refunfuñando porque el Tribunal Supremo garantizó, por fin, que las mujeres podían solicitar un préstamo hipotecario sin la necesidad de un marido.
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