Ricardo Rosselló no es solo es un victimista de manual, sino nuestro primer ‘tyranus lloriquense’ en el exilio, cuya euforia tristona se alimenta de la narrativa pendenciera del ‘neuromarketing’ afectivo”, escribe Cezanne Cardona Morales
Ricardo Rosselló no es solo es un victimista de manual, sino nuestro primer ‘tyranus lloriquense’ en el exilio, cuya euforia tristona se alimenta de la narrativa pendenciera del ‘neuromarketing’ afectivo”, escribe Cezanne Cardona Morales
El mundo le pertenece a los ofendidos. Ya no existen vencedores ni vencidos, ahora solo hay víctimas. ¿Para qué tomar acción si podemos sufrir? ¿Para qué formar un nuevo partido o escribir artículos si se puede ser una víctima eternamente incensurable con aplausos instantáneos y pulgares erotizados? Esta es la lógica afectiva de nuestro tiempo y el exgobernador Ricardo Rosselló aprovechó su entrevista en The New York Times para jugar su carta llorada dentro de la aristocracia del dolor.
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