Sin novedad en Ucrania
“Sin novedad en el frente” se titula la memorable novela pacifista que calza la firma de Eric María Remarque, tres veces llevada a la pantalla y en su versión de Edward Berger candidata al mejor filme de 2023.
No podía resultar más oportuna la cinematografía alemana en refrescarnos la memoria sobre el tema bélico. Hoy no atendemos al frente franco-germano de 1914-18 sino a Ucrania, cuya sola mención sacude nuestra más delicada sensibilidad. Según la pluma privilegiada de Luis Trelles Plazaola, en El Visitante, la versión de Berger resulta aterradora, a extremos de ser no recomendable para personas harto sensitivas. Comprobación insólita, dado que esta publicidad no atrae público a las salas cinematográficas. Entonces, el motivo de la ponderación, lejos de lucrativo, obedece a razones de otra índole, inusuales, y poco comunes en cualquier corte de la historia.
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Remarque revive para remacharnos el mensaje invaluable producto de experiencias entre las trincheras y alambradas de su tiempo. Tocante al carácter profético de aquel testimonio, hoy en día ahincamos con fina agudeza en las razones de abstención tal de la prioridad económica.
Es que el mensaje de paz comenzado a rodar luego de 1918, cuando se publica la novela, con esta fecha se eleva a una proporción monticular dados los “adelantos” -prefiero catalogarlos de retardatarios- a que la humanidad ha descendido en el “desarrollo” -prefiero llamarlo el pozo- de la jugosa industria armamentista. Por no ir más lejos, basta un vistazo a los instrumentos estrenados en las carnicerías de 1914-18, donde recibieron bautismo de fuego veteranos como Charles Peguy, el sargento York o Paٕul Baumer, protagonista de la obra. En nuestros días aquellos artefactos se comparan no más con escopetas de perdigones.
Sin embargo, poco más tarde, en 1939, Alemania, perdida y enterrada el cien por ciento de su juventud, una novel generación vuelto el rostro y pletórica de entusiasmo, se alista para recomenzar las experiencias vividas antaño, pero con la particularidad de servirse con armamentos de nuevo cuño y acusada, certera y disuasiva capacidad mortífera. La Gran Guerra, conflicto general que finiquita en 1945, tras los estremecedores hongos de Hiroshima y Nagasaki que, de repente, resultan equiparables a fusil con bayoneta calada, arma con que Baumer se había consagrado como experto.
Alto ahí: hoy estamos experimentando Sin novedad en Ucrania, donde y cuando la carrera armamentista se desarrolla a tiempo completo, afanosamente, con presupuestos de muchos números, cerebros dotados con alto cociente de inteligencia rinden sus reservas óptimas, experiencia y los conocimientos científicos más avanzados en los empeños más promisorios, tecnología y servicios destinados a poner fin a la especie homo sapiens, a la mayor brevedad, total y absoluta eficiencia.
Nuevamente, a pesar de mis insistentes detractores, persevero rogando a Dios para que semejantes propósitos cronométricamente planificados no se vean materializados.
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