

Los recientes incidentes que involucran a turistas destruyendo propiedad, violando la ley o agrediendo a ciudadanos en Puerto Rico han colocado bajo la lupa nuestra forma de pensarnos y de pensar la ciudad. Digo pensar la ciudad pues realmente de lo que se trata es de cómo se comparte el espacio público en una ciudad que no está diseñada, ni adaptada, para ser un destino turístico. Las escenas de turistas a altas horas de la noche violando el toque de queda, caminando sin mascarillas por las calles del Viejo San Juan o agrediendo a ciudadanos de diversas maneras son la nueva forma de mirarnos dentro de la relación colonial. El turista es un súbdito del poder imperial, del sistema colonial. En ese sentido el turista es un perfecto representante de la relación colonial entre Puerto Rico y Estados Unidos.
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