Me alienta pensar que no estoy solo. A pesar de todo, puedo dar fe de que mis colegas médicos y yo daremos la batalla hasta el final, cueste lo que nos cueste, escribe William Félix
Me alienta pensar que no estoy solo. A pesar de todo, puedo dar fe de que mis colegas médicos y yo daremos la batalla hasta el final, cueste lo que nos cueste, escribe William Félix
Tengo miedo, no me da vergüenza admitirlo. No me hace menos hombre y sobre todo, para nada distorsiona mi compromiso como emergenciólogo de cuidar a todo aquel que lo necesite. Siempre supe las consecuencias de mi decisión, como quien se enlista en el ejército para combatir y defender. Lo que no contaba era tener que pelear esta batalla sin rifles o espadas.
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