

Ya no se sabe qué es peor: si el cartón que usaron para rellenar los huecos del puente atirantado de Naranjito o el Chevrolet Impala rojo convertible en el que se montó el exgobernador Aníbal Acevedo Vilá para inaugurar aquella chapucería millonaria, once días antes de las elecciones. ¿Dónde hubo más brillo: en los tensores metálicos del puente o en el niquelado del Chevrolet gubernamental que estrenó aquella construcción sobre el río La Plata? La respuesta no saldrá ni de los contratistas implicados ni de la emoción automotriz con la que el exgobernador estrenó la obra; será mejor buscarla lejos -muy lejos- en la clásica película de David Lean: El puente sobre el río Kwai.
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