El exjuez Hiram Sánchez argumenta sobre la corrupción gubernamental y la vergüenza que solo deben sentir los que incurren en tales prácticas
El exjuez Hiram Sánchez argumenta sobre la corrupción gubernamental y la vergüenza que solo deben sentir los que incurren en tales prácticas
Hay expresiones que llegan a nuestras vidas y se quedan indefinidamente sin haber sido jamás invitadas. Algunas son simples palabras —como “literalmente”, de la cual hablaré otro día—; otras son interjecciones para expresar nuestro estado de ánimo o algún sentimiento del alma, como es el de “sentir vergüenza ajena”. De niño, después de haber cometido cualquier travesura, mi madre me detenía y con un ceño fruncido me decía: “¡Debería darte vergüenza!”, o simplemente: “¿No te da vergüenza?”. Por eso, afirmo que desde siempre —al menos desde que tengo memoria— cuando un comportamiento mío o de mis hermanos o hermanas tenía un resultado indeseado, asociado usualmente a una acción prohibida por los adultos, a quien debía darle vergüenza era al que hubiese actuado mal.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: