

He sido funcionario en dos de los tres Poderes de Gobierno: el Ejecutivo y el Judicial. Primero, cuando llegué a laborar al Tribunal Supremo de Puerto Rico, el encargado de la propiedad me hizo firmar un documento en que estaban listados los equipos y libros que estarían a mi cargo: escritorios, maquinillas, libreros, libros. Días antes de irme a La Fortaleza, el encargado de la propiedad hizo un inventario de lo que se me había entregado al llegar y notó que faltaba un libro. Lo busqué como aguja y no apareció. Recuerdo que, antes de irme, tuve que hacerle un cheque al Secretario de Hacienda por el importe del libro. Meses después, organizando mi biblioteca personal en mi hogar, apareció entre mis libros y lo devolví.
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