En ocasión de la “abolición de la esclavitud” (ojo, existen nuevas formas de esclavitud), examinamos un verbo que era defectuoso, pero los hablantes “corrigieron” (jaja) con su uso. Unjú, hay unos verbos de conjugación incompleta y a los pobres les llaman defectivos (de defectuosos). ¿El defecto? Nuestro verbo no se conjugaba en todos los tiempos si le faltaba una i en la desinencia, a diferencia del resto de los verbos regulares. Mire cómo es la vida; abolir era uno de esos verbos defectuosos. Ya no más, pues los hablantes lo “abolieron” (jeje). Hace un tiempito “no se podía decir” yo abolo, tú aboles, él abole, nosotros abolemos, ellos abolen, pero sí abolí, aboliste, abolió, abolimos y todas las formas donde se mantenía la vocal i como desinencia. Tenga presente que los verbos tienen una partecita que nunca cambia y que se llama raíz, y a la raíz le siguen otras partes que cambian dependiendo de la persona y del tiempo del verbo. Esa parte del verbo que cambia se llama desinencia. Lo mismo pasaba con el verbo agredir (casualmente, la esclavitud es un horrenda agresión). No se podía decir “yo agredo”. Pero, como los hablantes son los que mandan, y la Academia obedece (jaja), hoy yo abolo y no abuelo. ¿Por qué? Le digo mañana... Y ¿agredir? Pues hoy es un buen día para abolir la agresión, de cualquier tipo. Seguiremos aboliendo mañana.
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