OPINIÓN
Punto de vista
Se adhiere a los criterios de The Trust Project

¿YO ABUELO? (PRIMERA PARTE)

La lingüista Aida Vergne habla de los verbos defectivos.

22 de marzo de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

En ocasión de la “abolición de la esclavitud” (ojo, existen nuevas formas de esclavitud), examinamos un verbo que era defectuoso, pero los hablantes “corrigieron” (jaja) con su uso. Unjú, hay unos verbos de conjugación incompleta y a los pobres les llaman defectivos (de defectuosos). ¿El defecto? Nuestro verbo no se conjugaba en todos los tiempos si le faltaba una i en la desinencia, a diferencia del resto de los verbos regulares. Mire cómo es la vida; abolir era uno de esos verbos defectuosos. Ya no más, pues los hablantes lo “abolieron” (jeje). Hace un tiempito “no se podía decir” yo abolo, tú aboles, él abole, nosotros abolemos, ellos abolen, pero sí abolí, aboliste, abolió, abolimos y todas las formas donde se mantenía la vocal i como desinencia. Tenga presente que los verbos tienen una partecita que nunca cambia y que se llama raíz, y a la raíz le siguen otras partes que cambian dependiendo de la persona y del tiempo del verbo. Esa parte del verbo que cambia se llama desinencia. Lo mismo pasaba con el verbo agredir (casualmente, la esclavitud es un horrenda agresión). No se podía decir “yo agredo”. Pero, como los hablantes son los que mandan, y la Academia obedece (jaja), hoy yo abolo y no abuelo. ¿Por qué? Le digo mañana... Y ¿agredir? Pues hoy es un buen día para abolir la agresión, de cualquier tipo. Seguiremos aboliendo mañana.

Guías de Opinión
Las columnas deben enviarse a Gerardo Cordero: gerardo.cordero@gfrmedia.com. Las columnas tienen que ser de 300, 400 o 500 palabras. Al enviarnos su columna, el escritor concede a GFR Media una licencia exclusiva, perpetua, irrevocable, sublicenciable, mundial y libre de regalías para reproducir, copiar, distribuir, publicar, exhibir, preparar obras derivadas, traducir, sindicar, incluir en compilaciones u obras colectivas, y de cualquier otro modo de forma general utilizar su columna (en todo o en parte), sin reserva ni limitación alguna, en cualquier medio (incluyendo pero sin limitarse, a las versiones impresas o digitales o en los sitios web o aplicaciones móvil del periódico El Nuevo Día), forma, tecnología o método conocido en el presente o que sea conocido, desarrollado o descubierto en el futuro. El autor acepta que GFR Media, LLC, podría cobrar a los suscriptores las versiones digitales, sitios web o aplicaciones móviles de GFR Media por el acceso a la columna. has context menu


Ups...

Nuestro sitio no es visible desde este navegador.

Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: