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Lecciones aprendidas

En la lucha por la inmunización, la vacunación es la base que sostiene la capacidad de un país para mirar al futuro

28 de septiembre de 2025 - 12:00 AM

En la lucha por la inmunización, la vacunación es la base que sostiene la capacidad de un país para mirar al futuro (Shutterstock)

Hace trece años nació VOCES Coalición de Inmunización y Promoción de la Salud de Puerto Rico, ante la urgencia de unir esfuerzos, convocar voluntades y tender puentes entre sectores diversos con un fin común: proteger a nuestra gente de las enfermedades prevenibles por vacunas.

En aquel momento, éramos conscientes de que las vacunas representaban uno de los avances más grandes de la humanidad, pero también sabíamos que Puerto Rico necesitaba un movimiento organizado, multisectorial y comprometido para asegurar que sus beneficios llegaran a cada rincón. Trece años después, emergen lecciones valiosas que marcan nuestra historia y que deben orientar el futuro de la salud pública en Puerto Rico y más allá.

1. El impacto de no poder controlar una enfermedad infecciosa. La pandemia del COVID-19 nos recordó qué significa no tener una vacuna. Vimos hospitales colapsados, familias enlutadas, economías paralizadas, escuelas cerradas y comunidades quebradas por la incertidumbre. Esa experiencia confirmó que la prevención siempre es menos costosa en vidas, sufrimiento y recursos.

2. La vacunación es un bien común y una responsabilidad colectiva. Al vacunarte, también proteges a quienes te rodean, incluso a aquellos que no pueden hacerlo por razones médicas. La vacunación genera un “escudo colectivo” que evita brotes y salva vidas.

3. El mayor éxito de las vacunas es también su propio reto. La ausencia de enfermedades como la poliomielitis, la difteria o el sarampión ha creado una peligrosa ilusión: la creencia de que ya no necesitamos vacunarnos. Esa invisibilidad es, también, el éxito de las vacunas: su eficacia borra de la memoria social los horrores que antes eran comunes. El reto es no permitir que el olvido nos exponga de nuevo.

4. Los mandatos de vacunación no buscan restringir libertades, sino proteger vidas. Son comparables a las leyes de tránsito o al uso del cinturón de seguridad. Garantizan que alcancemos coberturas suficientes para detener la propagación de enfermedades, protegiendo a los más vulnerables.

5. No basta con tener vacunas disponibles en un almacén. El acceso debe responder a las realidades de la gente. Una política de vacunación que ignore los determinantes sociales será siempre una política incompleta.

5. El acceso debe responder a los determinantes sociales. No basta con tener vacunas disponibles en un almacén. El acceso debe alinearse con las realidades de la gente: horarios flexibles, transporte adecuado, campañas culturalmente sensibles, información clara en el idioma que entienden y acompañamiento comunitario. Una política de vacunación que ignore los determinantes sociales será siempre una política incompleta.

6. La vacunación debe ser un derecho universal. Cada plan médico tiene la responsabilidad de garantizar cobertura plena para todas las vacunas recomendadas y en todos los proveedores de salud. No puede haber diferencias según la aseguradora, la región o el nivel de ingreso. El acceso equitativo a la vacunación no es un privilegio; es un derecho humano básico.

7. La educación es la clave para vencer la desinformación. En la era digital, los mitos y los rumores viajan más rápido que la ciencia. La única herramienta capaz de sostener la confianza a largo plazo es la educación: continúa, clara, empática y fundamentada en evidencia. Educar a profesionales, líderes comunitarios, familias y jóvenes es vital para construir una cultura de prevención que resista los embates de la desinformación.

8. La prevención permite atender otras prioridades de salud. Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido es que cada enfermedad que logramos prevenir con vacunas nos libera recursos, tiempo, personal, fondos y capacidad hospitalaria para atender otras enfermedades que sí están afectando a nuestra gente.

Gracias a la vacunación, no tenemos salas llenas de niños con polio o difteria. Eso nos permite concentrar esfuerzos en la detección temprana de cánceres, en el control de enfermedades crónicas, en la atención de la salud mental, en la prevención de la obesidad infantil, y en nuevas amenazas como la hepatitis C o las enfermedades respiratorias emergentes.

La vacunación no compite con otras prioridades de salud; las hace posibles. La prevención es la base que sostiene la capacidad de un país para mirar más allá y atender integralmente el bienestar de su gente.

Otras lecciones que también han marcado nuestro camino

9. La importancia de las alianzas multisectoriales. VOCESPR ha demostrado que ningún sector puede solo. El éxito está en unir a gobierno, academia, sector privado, medios de comunicación, organizaciones comunitarias y ciudadanos. La salud pública se multiplica cuando sumamos voluntades.

10. La preparación constante es indispensable. Los retos de salud cambian. Influenza, COVID-19, dengue, VPH, hepatitis, viruela símica… el panorama es dinámico. Necesitamos sistemas de inmunización flexibles, capaces de adaptarse rápido a nuevas amenazas.

11. La confianza es el cimiento de la vacunación. La gente no se vacuna solo porque existe la ciencia, sino porque confía en quien se la recomienda. Construir y sostener esa confianza requiere transparencia, empatía y resultados visibles.

12. La inmunización es motor económico. La prevención de brotes evita gastos millonarios en hospitalizaciones, tratamientos y pérdidas de productividad. Vacunar no solo salva vidas, también protege la economía y la estabilidad social.

Un camino aún en construcción

A 13 años de haber fundado VOCESPR, lo aprendido nos reafirma que la vacunación es mucho más que un acto médico: es un acto de solidaridad, justicia social y visión de futuro.

Hemos avanzado, pero el trabajo no termina. Debemos seguir defendiendo la vacunación como derecho universal, innovando en educación, asegurando equidad, fortaleciendo alianzas y manteniendo viva la memoria de lo que significa vivir sin prevención.

En retrospectiva, la enseñanza central es clara: vacunarse no es un acto individual, es un acto de amor colectivo que abre la puerta a atender otros retos de salud que hoy golpean a nuestra gente.

Treinta años atrás, Puerto Rico lloraba muertes que hoy parecen impensables. Trece años después de VOCESPR, nuestra convicción es aún más firme: la vacunación es la base de un país más saludable, más justo y más humano. Y en esa misión, seguiremos firmes, trabajando cada día para que la prevención se traduzca en esperanza y vida para todos.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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