


Cuando Ricardo Ortiz comenzó a trabajar en ConWaste, hace 16 años, jamás imaginó que su vida cambiaría. Sin muchas oportunidades laborales, y para ganarse un dinerito, aceptó un puesto como viradrón, esos trabajadores que, de madrugada, vacían los contenedores en el camión de desperdicios sólidos.
Pensaba que sería temporal, “en lo que conseguía algo”, recordó. Pero se quedó. “Vi que la empresa te da el poder de crecer”.

Sacó la licencia de vehículos pesados y se convirtió en chofer, luego en team leader y, desde hace siete años, es supervisor.
Esas oportunidades le han cambiado la vida. “No tenía ningún futuro”, confesó. “No pensé llegar hasta donde estoy, pero la compañía me ha respaldado 100 %... me ha dado lo que soy hoy”.
La historia de este ponceño de 40 años representa la filosofía de ConWaste: apostar por la gente que, con esfuerzo y orgullo, mantiene al país limpio.
Así ha sido desde que, en 1993, Víctor Contreras y sus tres hijos fundaron la empresa familiar en San Juan. Eran 20 empleados dedicados al manejo de vertederos.
Pero las regulaciones cambiaron y el vertedero de San Juan se transformó en un relleno sanitario. Se expandieron a Carolina y Guaynabo. Y decidieron comenzar divisiones de recogido comercial y municipal.
“Todo esto lo desarrollamos desde cero. Hoy, tenemos casi 1,500 empleados y le damos servicio a 27 municipios. Son sobre 750,000 viviendas, familias, eso es la mitad de Puerto Rico”, sostuvo Carlos Contreras, principal oficial ejecutivo (CEO) y único fundador activo. “Nos enorgullece porque crecimos de la nada y ahora somos la empresa dominante en el manejo de desperdicios sólidos en Puerto Rico”.
Actualmente, ConWaste opera dos plantas de reciclaje; una planta para el recogido, procesamiento y disposición de desperdicios biomédicos; nueve instalaciones regionales; y administra cinco rellenos sanitarios.
Pese a su gran impacto social, la mayoría del trabajo, muchas veces, pasa desapercibido.
“La gente pone sus desperdicios afuera y, cuando despiertan, no están. Decimos que es el acto de magia más grande del mundo porque ponen todo y desaparece”, apuntó.
La compañía sabe que su rol es esencial en la salud sanitaria del país, un pilar invisible, pero indispensable.
“Si nosotros no estuviéramos, se crearía una crisis de salud. Eso se comprobó en [el huracán] María. Nos llamaron de emergencia y cuando llegabas lo que veías era un desastre: ratones, gusanos, perros comiendo, era bien triste la escena”, rememoró Contreras. Aun así, no son reconocidos como un servicio esencial.
Más allá del recogido, la empresa fue pionera en generar energía renovable a partir del gas metano producido en los rellenos sanitarios.
“Es una energía base que está produciéndose 24/7, es bien confiable y puede estabilizar el sistema. De una vez, mitigamos el efecto invernadero”, explicó.
Actualmente, sus dos plantas producen cuatro megavatios que se inyectan directamente en la red eléctrica.
Pero lo que realmente distingue a ConWaste es su visión humana. Esto ha hecho que varios empleados lleven más de 30 años con la compañía. De hecho, aún se mantienen activos algunos de la veintena de trabajadores que ayudaron en la fundación.
“Es bien impresionante, te cuentan cómo criaron a sus familias, el agradecimiento que te dan. Te dicen: ‘Los puse a estudiar por el trabajo que tuve aquí’”, mencionó.
Por esto, Contreras aseguró que se enfocan en brindar beneficios competitivos a sus trabajadores, como un gesto de agradecimiento.
ConWaste garantiza ocho horas diarias de sueldo, pago doble de overtime, días de enfermedad, vacaciones y feriados; seguro médico y de vida; plan de retiro, incentivos mensuales y bono de Navidad.
Además, como la seguridad es otra prioridad, la empresa provee el equipo necesario y ofrece un bono por no accidentes. Los vehículos son inspeccionados diariamente y tienen un sistema de geolocalización y telemetría para prevenir incidentes.
Asimismo, desarrollaron un centro de capacitación en Toa Baja, donde ofrecen talleres semanalmente.
“La empleomanía nuestra es todo. Somos una empresa de personas, de gente. Esa es la base, esos 1,500 empleados que salen todos los días a la calle a trabajar con sacrificio”, puntualizó.
Un aspecto que destacó es la inclusión de la mujer en una industria históricamente dominada por hombres.
“Tenemos mujeres mecánicas, choferes, obreras, selectoras en las plantas de reciclaje y en administración. Jamás me hubiera imaginado a una mujer tirando drones y bolsas a un camión, pero lo hacen. El mundo ha cambiado y es algo que te llena de alegría”, celebró el CEO.
Todo este compromiso ha motivado a hijos e hijas de empleados a entrar a la compañía, así como a trabajadores como Ortiz a quedarse en ella.
“Para ellos, es un orgullo recoger basura: somos basureros. Es un compromiso y un sacrificio grande el que hacen a diario para mantener a Puerto Rico limpio”, resaltó.
El autor es periodista colaborador de Suplementos.

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