


¿Qué tienen en común una farmacéutica multinacional, una startup de tecnología agrícola y un grupo de científicos universitarios que investiga posibles usos del sargazo? La respuesta es que todos son o podrían ser parte del ecosistema de emprendimiento científico en Puerto Rico.
Los emprendimientos científicos son empresas que utilizan el conocimiento científico y la innovación para desarrollar productos, servicios o tecnologías que resuelven problemas, crean valor en el mercado y son de beneficio para la sociedad.
Así lo definió Noé Crespo, director de BioLeap, programa de incubación de negocios de biociencias administrado por el centro de emprendimiento Parallel18 bajo el Fideicomiso para la Ciencia, Tecnología e Investigación de Puerto Rico.
Agregó que, usualmente, se trata de descubrimientos o innovaciones que se desarrollan en las universidades y para las que resulta haber un mercado. “Entonces ocurre una transferencia de tecnología, en donde la tecnología que, en un momento dado estuvo en el ambiente académico, se va desligando de la academia para pasar al sector privado y hacerse accesible a la sociedad”, expuso Crespo.
Esa transferencia del laboratorio a la comercialización puede ocurrir en distintas ramas de las disciplinas STEM (siglas en inglés para ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), las cuales pueden incluir agrotecnología, productos farmacéuticos, dispositivos médicos, biotecnología, tecnologías médicas, salud digital, biomateriales, Big Data, inteligencia artificial, ingeniería química y ciencias de la computación, entre otras.
De acuerdo con datos de la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, en el primer trimestre de 2025 en Puerto Rico había 72 establecimientos privados dedicados a servicios de investigación y desarrollo científico. Esto incluye investigación y desarrollo en nanotecnología, biotecnología, física, ingeniería, ciencias de la vida y ciencias sociales. La cifra no incluye a cuentapropistas ni especifica el tamaño de estos establecimientos.
Por otro lado, hasta el año fiscal 2021-2022, la Universidad de Puerto Rico (UPR) contaba con un total de 111 patentes registradas en ingeniería, tecnología, ciencias de la vida y ciencias físicas, entre otras áreas, informó la institución en su propia página web. Para el año 2019-2020, la UPR tuvo 297 propuestas de investigación aprobadas para un total de $162 millones de fondos externos.
“Creo que pudiéramos hacer mucho más en términos de la formación de nuevas empresas en este sector”, manifestó Crespo. “Acá en Puerto Rico se hace mucha ciencia que tiene impacto, lo que nos hace falta es canalizarlo hacia el emprendimiento”.
Afirmó que los aranceles impuestos recientemente por el gobierno estadounidense a muchas importaciones, pueden representar una oportunidad para emprendimientos científicos en Puerto Rico. Como la isla es un territorio de Estados Unidos, los aranceles no le aplicarían a los productos y servicios que se provean desde Puerto Rico.
Crespo agregó que, como en la isla hay gran presencia de multinacionales relacionadas con las ciencias, como las que manufacturan fármacos y dispositivos médicos, “se pueden formar nuevas empresas locales que pudieran posicionarse como parte del soporte que necesitan estas multinacionales en su desarrollo de tecnología”.
En cuanto a los retos que enfrentan los emprendimientos científicos en la isla, mencionó que uno es el desconocimiento en la academia y los centros de investigación acerca del potencial comercial de sus innovaciones y del proceso que deben seguir para comenzar a comercializarlas.
El director añadió que “el acceso a capital es un reto un poco más agudo en este sector porque en las ciencias de la vida, los materiales e instrumentos son costosos”.
Para incentivar la creación de nuevos emprendimientos científicos en la isla y ayudarles a sortear los retos y aprovechar las oportunidades fue que surgió BioLeap. “Es un subprograma de Parallel18 que quería ayudar a proyectos que estaban en las universidades a ponerlos en camino hacia la comercialización”, dijo Crespo.
BioLeap, que se financia con fondos del Fideicomiso y con una subvención de la Administración de Desarrollo Económico del Departamento de Comercio de Estados Unidos, ofrece 12 semanas de mentoría empresarial a proyectos en ciencias de la vida. “Hablamos de temas como, por ejemplo, propiedad intelectual, transferencia de tecnología, finanzas y estrategias de cómo llegar al mercado”, mencionó el director.
También brinda a las empresas participantes 14 semanas de asistencia técnica, así como apoyo en la tramitación de créditos contributivos, incentivos a la exportación y otras oportunidades de financiación.
Desde enero de 2024, BioLeap ha ayudado a un total de 21 emprendimientos que han recaudado $5.2 millones en capital, informó Crespo. Los negocios egresados incluyen a Burble, que lanzó un sistema de irrigación nasal; iHnnova, que diseñó dispositivos médicos para el tratamiento del cáncer de páncreas y de próstata; y Cultimar Technologies, que desarrolló tecnología para hacer acuicultura con peces de aguas profundas.
Para Crespo, impulsar este tipo de emprendimientos es importante para la economía local. “Estas pequeñas empresas que generan propiedad intelectual en Puerto Rico se quedan en la isla, crean empleos bien remunerados e impactan la economía a largo plazo”, aseguró.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.

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