

Cada año nos advierten sobre la importancia de prepararnos adecuadamente y a tiempo para la temporada de huracanes y todas las veces también se nos recuerda tomar las medidas necesarias para proteger nuestra seguridad familiar y comunitaria.
Sin embargo, esa actitud proactiva y preventiva no siempre está presente y se repiten situaciones que nos colocan en riesgo.
Para evaluar cuán preparadas están las personas para afrontar los peligros, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) lleva a cabo la Encuesta nacional de preparación en los hogares.
Por ejemplo, tanto en 2019 como en 2020 incluyó los peligros específicos de tornado, inundación, huracán, incendio forestal, terremoto y evento urbano como sería una explosión nuclear. En comparación, FEMA señaló que hubo un aumento del porcentaje de personas que tomó medidas de preparación de un año a otro.
Mientras que en 2019 los adultos que llevaron a cabo tres o más de las seis acciones de preparación básica alcanzó el 62 %, en 2020 llegó al 68 %. No obstante, disminuyó la cantidad de adultos que guardó dinero para una emergencia. En 2019 fue de 69 % y en 2020 de 68 %.
“Es más probable que aquellos que residen en zonas de huracanes hayan tomado medidas comunitarias o hayan preparado un plan en comparación con las personas que residen en otras áreas de riesgo o con la nación en su conjunto”, declaran los informes de los dos años mencionados.
Entre los factores de influencia clave que motivan a las personas a prepararse, FEMA menciona: conciencia de información (leer, ver o escuchar información en los últimos seis meses sobre cómo estar mejor preparado para un desastre), experiencia personal o familiar con el impacto de un desastre, eficacia de la preparación (creer que prepararse puede ayudar en un desastre y tener la confianza en sus habilidades para prepararse) y percepción de riesgo (reconocer que la aparición de al menos un tipo de desastre podría impactar la zona donde viven). Durante 2020, los primeros tres factores aumentaron con respecto al 2019, mientras que el de percepción de riesgo se mantuvo igual (98 %).
“Vivimos en comunidad”, enfatizó la ingeniera industrial y miembro de la Comisión para el Manejo de Riesgos, Emergencias y Desastres, del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico, Haydée Quiñones Berberena.
Con esto, apuntó la relevancia de crear no solo planes familiares sino comunitarios, en los que se establezcan las prioridades y las estrategias de manejo e intervención.
Al respecto, existen diversas herramientas para apoyar la elaboración de dichos planes como lo es la “Guía de protección comunitaria”, de Taller Salud, que presenta un modelo para la prevención, la participación, la organización comunitaria y la recuperación justa, con perspectiva de género y enfoque salubrista, según describe en su sitio web.
“Ten una lista de qué debes hacer antes de un evento y cuánto tiempo te va a tomar”, recomendó la entrevistada. Asimismo, resaltó que debemos tomar en cuenta que siempre surgirán imprevistos y es indispensable contar con un plan B.
Conocer los riesgos, formular un plan y tomar medidas son los puntos fundamentales que establece el documento “¿Está preparado?: una guía detallada para la preparación comunitaria”, de FEMA. Identifica los tipos de peligros, cuál es la vulnerabilidad o la exposición al daño y la posibilidad de pérdida o lesión, y evalúa si es seguro quedarte en el sitio donde te encuentras o si debes alojarte en otro lugar.
De igual forma, Quiñones Berberena recordó que no solo debes asegurarte de que tu vivienda está preparada para recibir el impacto de un huracán, sino considerar que los accesos a tu casa, como los puentes, pudieran colapsar u obstruirse. Esto debe tomarse en cuenta en el plan de emergencia.
Además, el documento de FEMA presenta paso a paso las acciones que podrías realizar durante un año para implementar tu plan. El ejemplo propuesto es:
De acuerdo con Quiñones Berberena, es importante que en las comunidades se identifiquen personas que puedan encargarse de poner en marcha las diversas acciones incluidas en el plan. Algunas pueden estar a cargo del reconocimiento de riesgos y daños, y otras atender a las personas enfermas que requieran ayuda, por ejemplo.
También, la ingeniera industrial instó a que:
La Agencia de Protección Ambiental aconseja que, pasado el huracán, evites el contacto con el agua de la inundación, elimines el agua estancada y seques las áreas interiores, y retires y deseches todo lo que haya estado mojado durante más de 24 a 48 horas.
Antes de culminar la entrevista, Quiñones Berberena hizo hincapié en el valor del vínculo comunitario para la logística, la colaboración y el apoyo antes, durante y después de un huracán.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: