“La risa es mi transporte perfecto para conectar con otras personas”. Así piensa Carlos José Algarín Berríos, cada vez que se mira al espejo, mientras se va transformando en el payaso CJ, conocido como El niño foca, debido a su intención de crear un balance que una al pueblo puertorriqueño.
Y, aunque se trata de un trabajo cuya finalidad es entretener y hacer reír a la gente, este bayamonés se toma muy en serio su labor pues, está convencido de la necesidad de sembrar recuerdos bonitos en medio de las dificultades.
Nacido en una familia de músicos, Algarín Berríos supo, desde su adolescencia, que su vida tenía propósito y por eso, se esmeró en aprender diversos actos relacionados al circo, entre estos, malabares y magia pues, eran actividades que le llamaban su atención.
Con apenas 13 años, comenzó a practicar frente a su casa “con unas bolitas de malabares que me compró mi mamá”, recordó.
“Con eso, empiezo a aprender a hacer malabares y luego me involucro con la magia. Fui autodidacta. Nunca tuve un maestro que me encaminara. Pero entonces, el amor por todo esto siguió creciendo”, expresó.
Su admiración por otras figuras como el payaso Chicle y el mago Barry Barry, entre otros, le llevó a adentrarse en este tipo de dinámica, especialmente, luego del paso del huracán María en 2017, “porque hice labor comunitaria como payaso y, por ahí, la bolita de nieve siguió creciendo”.
“Luego, visité el Circo Fest en el Viejo San Juan. Así, la gente me fue conociendo y, gracias a Dios, hasta el sol de hoy, las personas me quieren mucho y estoy agradecido de Dios por esta gran oportunidad que me da de haber puesto este don en mí”, confesó el artista de circo y músico.
Asimismo, “para la pandemia, hice mi compañía que se llama El mago landscaping, porque llevo el concepto de artista y hago magia con los jardines. También soy instructor de CPR (reanimación cardiopulmonar) hace cuatro años”, abundó.
“Cada trabajo lo hago con mucho amor, pero el payaso, el malabarista, eso lo llevo más a mi vida diaria. Mi intención es que la gente tenga un momento para dar gracias y seguir el día, que aunque no todos los días son color de rosa, yo trato de que lo sean”, admitió.
En cuanto al espectáculo de El niño foca, comentó que, “es un acto que trata sobre Puerto Rico. Es un acto de balance que creé tras el huracán María, reflejando ese equilibrio que tenemos como puertorriqueños a la hora de unirnos: hacemos una torrecita perfecta de balance”.
Son sus frases “buenas vibras” y “saquen sus poderes a pasear”, alicientes para sus seguidores en Instagram (cj_show.kid) y para quienes disfrutan sus presentaciones. Para CJ, la vida es como un rollo de película antigua que va agregando imágenes a través del tiempo.
“En la vida de las personas, nosotros somos como un rollito de película que va sumando a la vida. Entonces, la misión es llenar un poco esos espacios, cada día, con imágenes positivas, así sea en el puesto de gasolina o en cualquier lugar adonde la vida nos lleve”, sostuvo.
“Para mí, sacar una sonrisa va mucho más allá de decir un chiste. He tenido la experiencia de que, simplemente escuchando o estando presente, uno llega más profundo. Es algo mágico, y yo creo mucho en la energía positiva”, apuntó.
De hecho, ha viajado el mundo para regalar sonrisas, visitando países como Marruecos y Perú, entre otros.
“La risa te puede cambiar un momento difícil; es sanadora y necesaria. Un ratito para conectar y compartir puede cambiarle la vida a una persona”, concluyó.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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