Cuando Lillivette Aponte habla sobre sus propósitos, el arte aparece como una presencia notable. Hay en sus palabras una especie de gratitud y fascinación por las enormes posibilidades que brinda la creación artística.

De esta manera, apreciar el arte y hacer arte son parte de un llamado interior en el que se manifiestan y se redirigen sueños y aspiraciones. Su poder para transformar va más allá de la obra terminada o en proceso; es un efecto de larga duración en el ser que siente, que piensa, que vive y explora.

Sin duda, la persona que se expone y se vincula al arte tiene acceso a un espacio imaginativo y de reflexión en el que proyectar su plan de vida. La experiencia artística y la complejidad y el aspecto multidimensional de los procesos afectivos, emocionales y cognitivos se nutren de manera recíproca.

“En este momento, me encuentro cumpliendo muchas metas y logros”, afirmó Lillivette.

Ahora —y cuando visualiza lo que quiere en un futuro cercano—, ella reconoce en el arte un objetivo claro. Su acercamiento a la pintura y el dibujo no solo se debe a su inclinación por las obras de Frida Kahlo y las representaciones de los paisajes, sino también a su pasión por experimentar las artes plásticas desde su propia facultad creadora.

Igualmente, mediante la antigua técnica del papel marmoleado —en la que se colorea un papel que está en contacto con pigmentos que flotan sobre el agua—, Lillivette ha encontrado otra vía libre para su imaginación y sus destrezas artísticas.

Además de su anhelo por ampliar sus conocimientos en las técnicas del arte, ella tiene claro adónde le llevarán su constancia y responsabilidad. “De aquí a un año, me visualizo en mi casa y en un buen trabajo”, comentó.

Comprometida con alcanzar su máximo potencial, Lillivette mantiene su inspiración en la tarea persistente y ordenada de trabajar por la realización de sus deseos. En sus hábitos también ha incorporado el ejercicio y la meditación como elementos clave del camino hacia su propósito.

Aunque la prioridad es su autocuidado, autonomía e independencia, y el mejoramiento de su calidad de vida, ella también sueña con viajar a Tenerife, una de las islas que forman el archipiélago canario en España.

En un ejercicio de introspección, Lillivette compartió lo difícil que ha sido para ella pedir ayuda por ser “muy autosuficiente”, y reconoció la importancia del vínculo social y las redes de apoyo en el manejo de los procesos emocionales.

A la pregunta de qué le aconsejaría a una persona que experimenta dolor emocional, la entrevistada recomendó que identifique a alguien con quien tenga confianza y pueda expresar lo que siente abierta y honestamente.

“Le diría que se abrace mucho a sí misma”, finalizó Lillivette.