

La relación entre padres y docentes es fundamental para el desarrollo académico de los menores y para su bienestar general en el salón de clases.
Se trata de varios agentes que deberían trabajar colaborativamente en virtud de la mejor experiencia escolar posible para el menor. No obstante, para la licenciada en psicología y consejera en asuntos de la niñez, Jayleen Gorritz Pérez, “los retos son parte de la vida dentro y fuera de la escuela y, como padres, atender los retos que puedan surgir en el desarrollo académico de los hijos en un espíritu de colaboración es esencial”, acertó.
La experta enmarca esta apertura al diálogo desde la convicción de que el hogar es la primera escuela de los menores. A estos efectos, la escuela siempre tendrá un papel importante en el desarrollo de los hijos, por lo que, como padres, “debemos ver la escuela como un aliado y trabajar en un frente común por el bienestar de la niñez”, indicó Gorritz Pérez.
Las razones que crean desfases entre padres y docentes son variadas. Estas pueden derivarse por algún malentendido, un señalamiento hacia el menor, alguna calificación con la que el padre no esté de acuerdo, entre muchos escenarios más. Para Gorritz Pérez, lo más importante es preservar la comunicación como denominador común para entender la percepción del otro, siempre partiendo desde la buena fe.
“En estos momentos [de controversias] tenemos que dar el ejemplo y mostrarles a nuestros hijos que el diálogo y la conversación son necesarios en todos los aspectos de la vida. Tenemos que ser sensatos y enaltecer los valores de la prudencia, la escucha activa y tratar de entender al maestro, quien también es un humano que comete errores”, aseveró la conejera y psicóloga, añadiendo que el maestro es una figura clave en el desarrollo cognitivo de los niños, “pero no puede hacerlo todo”.
Por otro lado, la psicóloga recomendó la utilización de los canales de comunicación que disponen las instituciones académicas, de manera que, cuando surjan diferencias, esto podrá generar un acercamiento a las autoridades escolares para buscar soluciones a un conflicto particular. Para Gorritz Pérez, es recomendable ir procurando sobre estos canales al alcance de los padres, pues, aunque “el comunicar la situación que nos inquiete, es importante… debemos hacerlo con intención; si hacemos nuestra diligencia de antemano, podemos solicitarle a la escuela que se activen ciertos protocolos, si hay que activarlos”, subrayó la psicóloga y directora de la consultoría educativa Inspirando Vidas.
Por último, la licenciada exhortó a los padres a no perder de perspectiva que la educación de la niñez requiere un enfoque integral y precisa de su participación en el quehacer académico y en el bienestar emocional de sus hijos. Partir del entendimiento de que, a veces, los niños necesitan recursos adicionales para su beneficio puede brindar los refuerzos necesarios que mejor se atemperen a las necesidades del menor. “A veces ellos [los niños] necesitan apoyo en ciertas áreas y es importante estar ahí y responder si necesitan de un profesional de salud mental, o algún tutor, así como otros recursos académicos que les puedan ayudar”, puntualizó.
Gorritz Pérez ofreció los siguientes consejos para construir una colaboración cohesiva entre padres y docentes:
La periodista es colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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