

Circunstancias inesperadas como la pérdida de trabajo, altas facturas médicas y el daño de algún artículo electrodoméstico pueden comprometer y afectar el bienestar financiero de un individuo.
Ante un evento de carácter espontáneo, las personas deben contar con una reserva de dinero que les permita enfrentar tales imprevistos económicos. A esa herramienta financiera, se le conoce como el fondo de ahorro de emergencia.
“Nadie se escapa de un evento inesperado que impacte a sus finanzas personales”, sostuvo en entrevista José Medina Martínez, fundador y presidente de la organización educativa Finanzas al Máximo.
Un estudio de resiliencia financiera, realizado por el experto en finanzas personales, demostró que seis de cada diez encuestados tienen ahorrado dos meses o menos para una emergencia y tres de cada diez apenas tienen un mes o menos ahorrado. Esta cifra refleja la necesidad de que las personas creen un fondo de ahorro de emergencia que les ayude a proteger su salud financiera.
Según Medina Martínez, esta reserva de dinero sirve como amortiguador cuando las personas afrontan sucesos como una fase de desempleo y situaciones de salud en las que no cuentan con un seguro médico, por lo que pueden enfrentarse a altos costos de tratamientos.
El fondo de ahorro de emergencia sirve, además, como elemento de reparación ante eventualidades repentinas como el daño de la nevera, la estufa o el automóvil.
Aunque algunas personas denominan “ahorrar” como una hazaña complicada porque “no tienen suficiente dinero para hacerlo’'. Obviar esta planificación financiera pudiera llevarlas a un paradigma en el que sean recatadas por endeudamiento.
“Cuando las personas no tienen un fondo de ahorros de emergencia, recurren al uso de la tarjeta de crédito”, señaló el educador financiero.
Mantenerse en ese tipo de comportamiento puede afectar el reporte de crédito del individuo y llevarlo a una quiebra.
Para empezar, la persona debe cumplir con el siguiente principio: “Págate a ti primero”. Medina Martínez explicó que esta frase significa que la persona debe asumir un compromiso y, al recibir dinero, lo primero que debe hacer es ahorrarlo. “Tiene que ahorrar primero y, luego, gastar”, recalcó.
De igual forma, ese proceso de ahorro debe ser automatizado. Es decir, el individuo debe establecer, en su banco o cooperativa, un depósito directo a la cuenta de ahorro.
Un elemento importante de esa cuenta es que, al crearla, debe ser restringida. En otras palabras, la persona no debe tener acceso a ella a través de los cajeros automáticos y no puede hacer transferencias por medio del Internet.
“Por mi experiencia de 15 años, llega el dinero automatizado. Parece todo muy bien. Salió de emergencia, y no es ninguna emergencia. Sencillamente, vio unos zapatos que están en el centro comercial. No tiene chavos. Toma su aplicación móvil. Hace la transferencia y los compra. Entonces, se perdió el ahorro”, ejemplificó.
El profesor distinguió que la cuenta de ahorros tradicional no es de la misma naturaleza que la de fondos de ahorro para emergencia.
En la primera, las personas tienen un dinero ahorrado de uso diario que no está comprometido y cuyo uso es más flexible. Pueden usarlo para, ocasionalmente, darse lo que se conocen como los “gustitos”. Mientras que la segunda debe restringirse a eventos que sean de carácter de contingencia para así cumplir con su propósito.
Una vez realizado lo anterior, la persona debe revisar su cuenta con regularidad para observar sus avances en el proceso de ahorro, aconseja la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés).
Como regla general, se recomienda que las personas tengan, en su fondo de ahorros de emergencia, una cantidad que corresponda a los gastos fijos y esenciales de cada mes multiplicado por tres.
“Ante una situación de bastante estabilidad económica, tres meses es razonable. Pero, cuando llegamos a un momento de incertidumbre económica como el que estamos viviendo, la regla debería ser tener, por lo menos, seis meses guardados”, reconoció el asesor financiero.
Al momento de crear esta reserva de dinero, deben considerarse factores como, por ejemplo, qué instituciones ofrecen mejores tasas de interés y cuán accesible es la institución en términos geográficos, entre otros. Las personas deben responsabilizarse de buscar la alternativa más conveniente y cumplir con la palabra clave: “planificar”.
La creación de un fondo de ahorro de emergencias, como herramienta de planificación financiera, no solo corresponde a los y a las adultas. La Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras aconseja que se fomente en los jóvenes solteros porque, no solo les ayudará en emergencias, sino que les servirá para aprender a ahorrar e invertir.
Este tipo de fondo es necesario para construir un plan financiero que produzca estabilidad, seguridad, bienestar y prosperidad económica, reiteró Medina Martínez.
Las personas no deben de cohibirse de crear un fondo de ahorros de emergencia porque “no cuentan con mucho dinero”. El dinero que tengan, en este momento, es suficiente para comenzar este colchón financiero que les ayudará a afrontar eventos inesperados que surgen en la cotidianidad.
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