

El coronavirus (COVID 19) nos ha llevado al toque de queda y al aislamiento en las casas, precisamente, porque tocarnos es parte de nuestra naturaleza humana y, más aún, es un distintivo de nuestra cultura puertorriqueña.
Experiencias de cercanía física, como el beso, tienen una función biológica y salubrista. Por ejemplo, al besarnos en la boca nos acercamos al aliento de la otra persona y, en cuestión de segundos, nuestro cerebro registra si la genética de esa persona es una buena combinación con la nuestra; inclusive detecta cómo anda su sistema inmunológico. Si la mezcla no es saludable nos repugna su aliento y su beso. Por otro lado, cuando nos abrazamos, nuestro sistema inmunológico se eleva y nos ayuda a combatir enfermedades. También, cuando tenemos contacto físico con otras personas, se libera una hormona llamada oxitocina que produce mucho placer.
En un estudio realizado por un británico hace un tiempo, se identificó la frecuencia con la cual las personas se tocan entre sí mientras conversan por una hora en un sitio público. En Londres cero veces, en Florida dos veces, en París 110 veces y en San Juan 180 veces. Los puertorriqueños no tan solo somos expresivos con gestos, sino que también nos tocamos mucho más que otros.
El contacto con otros y con superficies infectadas se convierte en un riesgo de contagio porque del contacto con otros nos movemos a tocarnos la cara. El virus no entra por la piel, pero sí por contacto con los ojos, la nariz y la boca. Según un estudio del 2015, en promedio, nos tocamos la cara 23 veces en una hora. Nos tocamos más cuando estamos tensos. Algunos se rascan, se comen las uñas, se limpian los ojos, la nariz y los oídos. El contacto más frecuente es el de llevarnos los dedos a la boca. Los niños se chupan los dedos cuando están ansiosos y los adultos casi lo hacemos al llevarnos un dedo a la boca o a la esquinita de la boca. Psicológicamente es como chuparnos los dedos; nos ayuda a calmarnos.
¿Cómo podemos dejar estos hábitos y costumbres?
Las conductas automáticas y sin control se pueden cambiar y eliminar. Para lograrlo hay varios pasos.
1. Crear conciencia de que lo estás haciendo y cuándo lo haces. No digas que no lo haces porque, probablemente, lo haces sin darte cuenta. Presta atención, al estilo de mindfulness, y podrás tener mayor conciencia. Si se te hace difícil, puedes utilizar el juego de “No te toques”. Este juego consiste en que todos en la familia tengan una cantidad de fichas, dulces, monedas o cualquier objeto que sea manejable. Si alguien te ve tocándote la cara y te lo dice, tienes que darle uno de tus dulces o monedas. Al final del día pueden nombrar al ganador (el que menos se ha tocado la cara) y tendrán mayor conciencia del hábito de tocarse la cara.Para los más tekis hay un site del internet “donottouchyourface” que, a través de la cámara en la computadora o tableta, lleva un registro de todas las veces que llevas tus manos a la cara. Otra alternativa es que te pongas algún adhesivo (tape) en los dedos para que, cuando te toques la cara, lo registres ya que se siente diferente.
2. Una vez te propongas estar pendiente y lo practiques con frecuencia, puedes bloquear el hábito de tocarte la cara o sustituir tocarte la cara con otra conducta.
3. Establece metas pequeñas y alcanzables y ve acercándote a la meta final. Imagínate, 23 veces en una hora representa un reto grande si lo queremos eliminar. Así que, proponte primero disminuir la cantidad de veces por hora, luego por día y, finalmente, no hacerlo.
4. Es importante que te premies. Identifica lo que sería un buen premio si alcanzas tu meta más allá de protegerte del virus. Debe ser algo que te dé placer y te guste mucho pero no muy costoso pues te debes establecer una meta por día o por horas si tu hábito es muy frecuente. Los premios son efectivos y más agradables que el establecer un castigo si no logras cambiar el hábito.
5. Mientras tanto, lávate las manos a cada rato. Mientras más veces te las laves, más te proteges y también te mantienes enfocado en que las manos y lo que hacemos con ellas es importante.
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