

Cepillarse los dientes es parte de la rutina diaria de personas de diversas edades. Es algo que puede parecer sencillo y de un grado de dificultad mínimo. Sin embargo, cuando existen desafíos de salud que reducen o impiden la movilidad, o en los casos de aquellas condiciones relacionadas con el deterioro cognitivo, este hábito se convierte en un reto para quien debe realizarlo o para su cuidador.
Por eso, lo que se requiere desde una etapa temprana es adaptar el proceso de higiene oral a las capacidades de la persona, con el fin de preservar la salud y el bienestar general.
Según la doctora Rosana Hanke —dentista pediátrica catedrática de la Escuela de Medicina Dental del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y asesora del Centro Sanus Puerto Rico— cuando una persona no puede sostener el cepillo por sí misma, hay múltiples opciones para facilitar la tarea.
“Existen cepillos ya modificados para un mejor agarre o también podemos modificarlos nosotros mismos, ya sea para facilitar el agarre del paciente o de la persona que lo va a cepillar. Como ejemplos de las adaptaciones, podemos tener algo como una goma o banda para mantener la mano del paciente en el cepillo. También existen algunas adaptaciones hechas por la industria, como lo son los cepillos de tres cabezas, que básicamente cepillan tres superficies del diente en la misma pasada o buscar un cepillo con mango grueso”, explicó Hanke.
Los cepillos eléctricos también son una buena alternativa, especialmente en casos donde el movimiento de la mano es limitado. La vibración y el movimiento de estos aparatos pueden ayudar a remover la placa dental. La experta destaca que lo importante es que el diseño del cepillo se adapte tanto a las habilidades del paciente como a la comodidad del cuidador.
Elegir el cepillo adecuado es muy importante. La experta sugirió que sea “pequeño, redondeado y de cerdas suaves”. Un cepillo que sea adecuado a la edad del paciente y en consecuencia al tamaño de la boca.
No olvides que establecer una frecuencia de cepillado también es clave. La dentista menciona que, aunque lo ideal es tres veces al día, se puede hacer por lo menos dos veces y, en casos extremos, una vez justo antes de dormir. Esto se debe a que durante la noche el flujo salivar disminuye y eso favorece la acumulación de placa bacteriana, una de las principales causas de caries e infecciones orales. Recuerda nunca sustituir el cepillado por un enjuague bucal.
“Los enjuagues bucales no son sustitutos del cepillado. Lo más efectivo para remover la placa dental es la acción mecánica de las cerdas de los cepillos. Si utilizas enjuagador bucal, se recomienda que sea sin alcohol. El beneficio del enjuagador, además de ayudar por unas horas con el mal aliento, es que ayuda a disminuir el conteo de bacterias en la boca, pero eso no dura mucho tiempo”, explicó la dentista.
Ante la resistencia y el olvido
Cuando se trata de pacientes con discapacidades físicas o cognitivas, la resistencia o el olvido a la hora de cepillarse los dientes y mantener una rutina de cuidado pueden ser situaciones recurrentes que hay que atender antes de que ocasionen daños.
Si el niño o el adulto olvidan el cepillado con frecuencia, la doctora Hanke sugiere establecer rutinas visuales, como un calendario con las tareas diarias, donde la persona pueda ir tachando las que ya realizó. Esta actividad puede estar acompañada de alguna recompensa o refuerzo positivo, como una calcomanía (“sticker”) o una recompensa social como lo es un abrazo o un elogio. Lo importante es colocar estos recordatorios en lugares visibles, como el espejo del baño, para reforzar la memoria y fomentar la independencia.
“Ya en términos de resistencia física es un poco más complicado. Muchas veces hay que inmovilizar al paciente para poder realizar el cepillado. Que el paciente sea agresivo no quiere decir que vamos a dejar de bañarlo o cepillarle los dientes. Tenemos que hacerlo y buscar una manera segura de lograrlo”, indicó la doctora Hanke, quien añadió que “en el caso de los niños, las rutinas diarias se van aprendiendo y, eventualmente, la resistencia va disminuyendo”.
Además de los cepillos especiales, existen otros instrumentos que pueden facilitar el proceso de cepillado si la persona presenta resistencia, como los abrebocas o incluso adaptaciones caseras —por ejemplo, el mango de otro cepillo cubierto con goma suave—, siempre buscando minimizar el riesgo de daño y mantener la rutina sin generar ansiedad.
Cuándo y cómo debe ser la rutina
La doctora Hanke puntualizó que cuidar la salud oral de una persona con necesidades especiales requiere paciencia, persistencia, creatividad y compromiso. Por eso, ofrece las siguientes recomendaciones:
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
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