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Vacunación
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Es tiempo de reflexión

Hoy, todos queremos que la vacuna del COVID-19 llegue pronto y cada día vivo con la esperanza de que así sea

5 de octubre de 2020 - 11:23 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 4 años.
Es tiempo de reflexión (Suministrada)

Pueblo de Puerto Rico:

Hoy, vivimos en medio de una pandemia mundial con el COVID-19. Hoy, vemos las consecuencias de no contar con una vacuna para crear inmunidad en la población.

Hoy, vemos el impacto que tiene una enfermedad que se trasmite de persona a persona; que, por medio de simples gotas que pueden salir de una persona contagiada, pueden infectar a muchas otras. Pueden ver el impacto que esto tiene, primero en la salud, dejando muertes, el distanciamiento social, las prácticas de higiene y el uso de mascarillas, no poder ver a los tuyos, el impacto económico en Puerto Rico y en el mundo entero, a más de 300,000 personas sin empleo, sin servicios de salud y con un miedo terrible de contagiarse y morir.

Hoy, lo que contábamos como historias del pasado lo estamos viviendo en nuestro país y el mundo. Hoy, lo que veíamos como algo distante o algo imposible de ver, cuando escuchaba que esas enfermedades ya no existen, lo estamos viviendo en el presente.

El beneficio mayor que tienen las vacunas —de las que tanto hablamos cada día— es que previenen 17 enfermedades y muchas complicaciones de salud, así como gastos gigantescos al sistema de salud y la paralización de la economía.

Esta es la razón de ser de VOCES Coalición de Inmunización y Promoción de la Salud. Esta es la misión de esta organización: Salvar Vidas por medio de la prevención, alertar y abogar por evitar las epidemias y las pandemias. Somos un grupo multisectorial que agrupa a más de cien otras organizaciones comunitarias, privadas, gubernamentales, sociales e individuos que, día tras día, nos levantamos para proteger a todos de enfermedades como la influenza, el sarampión, la paperas, la meningitis, la pulmonía, entre otras.

Hoy, estamos viviendo un mundo sin vacunas. Vivimos esta realidad en nuestras vidas. Vemos lo vulnerables que somos y cómo aquí todos somos iguales, no importa el nivel social, raza, color o sexo. Debemos reconocer que somos parte del mundo y que los adelantos de la ciencia tienen sus beneficios y sus riesgos. Que lo que sucede en cualquier parte del mundo puede afectarnos en cuestión de días, meses o semanas. Que debemos tomar acción y prepararnos mejor cuando comiencen a escucharse las noticias.

Hoy, vemos cómo la inmunidad grupal o comunitaria está tan crítica. Mantener nuestros niveles de vacunación en un 80 a 90 por ciento de cada una de las enfermedades que prevenimos, es lo que nos provee la protección para todos: para los que se vacunan y para los que no se pueden vacunar porque su salud no se los permite.

Hoy, debemos entender por qué son necesarias las leyes de vacunación como estrategias para mantener la salud pública de nuestra población. Hoy, invitamos a esos padres que piensan que la vacunación no es necesaria, a seguir los itinerarios de vacunación establecidos por las agencias. No esperen a que sus hijos tengan los dos años para vacunarlos. Se ha estudiado a profundidad desde qué edad el ser humano debe ser vacunado y, si tú no lo haces, pones en riesgo a tus hijos y a los demás niños.

Aprendamos de las experiencias de los países hermanos que, por no mantenernos en lo que le llamamos reglas, están resurgiendo brotes de sarampión y de tosferina (pertussis). Y más aún, ver cómo hoy, en otras partes del mundo, mueren millones de niños de sarampión, rubéola, polio, entre otras. Valorar más que contamos con un programa de vacunación robusto que nos da las vacunas sin costo para quienes no tienen seguro médico o si eres beneficiario de la reforma de salud.

Hoy, conocemos los verdaderos héroes que no salen de las películas, sino que son reales, seres humanos como tú y como yo. Esos médicos, enfermeras, respondedores, farmacéuticos, tecnólogos médicos, ese personal de mantenimiento, ese personal que trabaja brindándonos seguridad como los policías, y los que se levantan para que podamos tener acceso a alimentos, y a esos inmunizadores que, día a día, llevan el mensaje de la importancia de la vacunación, gracias, muchas gracias.

Hoy, todos queremos que la vacuna de COVID-19 llegue pronto y cada día vivo con la esperanza de que así sea.

Hoy, debemos reflexionar sobre el concepto de que el bien individual no puede ir sobre el bien colectivo, por el bien de la sociedad. Donde el individualismo no puede ser la norma sino la excepción, porque somos gregarios, somos parte de una comunidad y de una sociedad. Que cuando pensamos en el colectivo, podamos sentirnos tranquilos de ir a un lugar donde estén muchas personas como la iglesia, cines, centros comerciales, playas, restaurantes. Que podamos volver a viajar, a conocer el mundo y sentirnos seguros. Pero lo más sencillo, poder darnos las manos, podernos abrazar nuevamente y reunir a nuestras familias, a nuestros niños, verlos jugar, ir a la escuela, reunirnos con nuestros abuelos, cuidar a nuestros viejos.

Reflexionemos qué le pedimos a los que nos dirigen. Dejemos la política a un lado y sentémonos a ver cómo tenemos menos pérdidas de vidas, más trabajos y mejoramos la economía. Dejemos de destruir reputaciones, dejemos de decirle a personas con carreras intachables que están seniles, dejemos de señalar cuando alguien comete un error por el que ya pagó y con creces. Seguirlas marginado y destruyendo por el beneficio de unos pocos nos indignó. Pensemos como país, lo mejor para nuestro pueblo.

Valoremos a las organizaciones sin fines de lucro que son las que, al final, salen a la calle a educar, a servir al pueblo, a prestar servicios a las comunidades, a llevar los pacientes con enfermedades crónicas de la mano a navegar en un sistema de salud tan complejo , donde no somos consideradas para las ayudas de emergencia que está asignando el gobierno.

Pensemos en nuestro país primero. Pensemos en nuestra gente, en los más vulnerables que, en esta crisis de salud pública, no solo son los pobres, son los pacientes diabéticos, son los pacientes renales, con enfermedades cardiovasculares, con problemas renales, cáncer y los adultos mayores. Pongamos a nuestros pacientes primero, pensemos qué es lo mejor para nosotros y si, realmente podemos poner la acción en la palabra, entonces, podremos reclamar.

Unidos Paramos este VIRUS. Asumamos que TODOS SOMOS RESPONSABLES.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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