

“Qué bueno que me caí y me tienen que llevar al hospital, porque así por lo menos te veo”. Don Pepe (el nombre ha sido cambiado) no es masoquista. Y tampoco ha perdido el juicio. Por el contrario, lo que le dijo a su hijo durante el trayecto a un centro de salud de la capital retrata con crudeza la realidad que viven muchos adultos mayores desde que comenzó la pandemia del COVID-19 en Puerto Rico.
“Las restricciones traen consecuencias”, dijo la doctora Vanessa A. Solís Arroyo, psicóloga con especialidad en adultos mayores. “Pero el rol de cuidador se basa en eso: sopesar el riesgo. Y cómo voy a mitigar el riesgo, estoy haciendo todo lo posible para que esa persona querida no esté en peligro. Pero no es la situación ideal. Mantener a esa población protegida le está costando mucho emocionalmente tanto al adulto mayor, como a los que los cuidan”, dijo.
Especialmente frustrante es el caso de los adultos mayores cuyas facultades cognitivas han menguado o se han visto gravemente afectadas por alguna condición. Por ejemplo, los que sufren de pérdida de memoria, tipo alzhéimer. “Aunque un paciente que está en un nivel dos o tres de la enfermedad cognitivamente no está ahí, no lo sufre, no tiene noción del tiempo, el cuidador, en contraste, siente mucha ansiedad porque prevé una aceleración de la condición. Es parecido a un duelo anticipado”, prosiguió Solís Arroyo. “Como por Orden Ejecutiva de la prevención del COVID-19 ya ese cuidador no puede entrar al home, no puede abrazar a su ser querido, no lo puede sacar a pasear, el cuidador piensa: ¡se va a olvidar de mí!”. ¿Y es absurdo llegar a dicha conclusión?
“Desde el punto de vista de un paciente de alzhéimer, el estímulo positivo, esa cara conocida, ese enlace o conexión con la realidad, lo trae el familiar o cuidador que ahora no está ahí. Porque a pesar de que sí hay un deterioro en la memoria, es posible que el paciente sienta o perciba el afecto. Entonces, puede que comience una etapa de plateau, aunque no todos los pacientes son iguales, ni tampoco las maneras de manejarlos son las mismas en todos los casos”, abundó la experta, que en esta época trata cada vez más a cuidadores que experimentan un sentimiento de culpa o “secuelas del aislamiento”.
También, hay otras maneras de estimular cognitivamente al adulto mayor y al mismo tiempo expresarle afecto. “¿Era fanático de El Gran Combo?, pues asegúrate de que le pongan la música que le agrada. ¿Jugaba pelota? Llévale sus gorras. Eso le va a dar felicidad y un sentido de seguridad”, aconsejó Solís Arroyo. “Puedes hacerle un álbum de fotos grandes —no con muchas personas en cada foto— con el nombre de sus familiares y amigos, que las pueda tener cerca. Las fotos y la música son excelentes recursos”, explicó.
Evita el aislamiento emocional
Aunque las alternativas son limitadas durante la pandemia, el cuidador debe mantener una excelente comunicación con los administradores del asilo donde esté su ser querido o con la compañía que ofrezca el servicio de cuidado en el hogar. “En el caso de los adultos mayores que no padezcan de condiciones mentales, quizás puedan aprender a leer y enviar mensajes de texto, a usar WhatsApp, a manejar plataformas virtuales como Zoom y así se mantienen en contacto con los suyos. Que haya un distanciamiento social, no un aislamiento emocional”, resaltó.
Además, las conversaciones con ellos “no deben ser de ‘hola, ¿cómo estás?, ok’”, comentó la psicóloga. “Es preferible hacer preguntas de introspección. Por ejemplo, ¿te acuerdas cuando sobreviviste la pandemia de tuberculosis?, ¿te acuerdas cuando visitamos tal lugar?, ¿qué hiciste en aquella ocasión para superar tal cosa? Esa es una generación resiliente. Muchos han atravesado enfermedades, carencias, huracanes y todavía están aquí. Por eso cuando le enfatizas que esta situación es temporera, los animas”, argumentó la experta en salud mental.
Hay que aprender a conectar con ellos. “Y no solo ahora en la pandemia, sino siempre”, advirtió la doctora. De hecho, la responsabilidad de atender y mostrar cariño al adulto mayor no puede recaer en una sola persona. El cuidador también se funde. “Lo ideal es involucrar a toda la familia: padres, hijos y nietos. De todos modos, los padres que involucran a sus hijos en el cuidado amoroso de los adultos mayores están preparándolos para cuando los roles se inviertan y ellos mismos sean los que necesiten ayuda. ¿El hijo no pudo llamar a su mamá? ¡Pues que la llame el nieto! Todos pueden mostrar afecto y mantener ese vínculo”, insistió.
Por otro lado, los adultos mayores que son independientes, como los que viven en égidas, que por lo general pasan de los 62 años, “hay que recordarles que ahora no se pueden ir a pasar el rato a la casa del vecino”, dijo la psicóloga, pero "seguir llamándolos es importante, que se sientan valorados, eso es mostrar afecto.
Dales cariño
1. La población de adultos mayores es una de las más susceptibles a enfermarse y morir de COVID-19. Cuando cumples con todas las medidas de prevención, demuestras amor protegiendo a tus viejos.
2. Llámalos por teléfono, videoconferencia o mediante una plataforma virtual con frecuencia. Toda la familia (hasta las mascotas) puede estar presente. Lo importante es la constancia.
3. Si todavía pueden leer, escríbeles cartas —como se hacía en su época— e invita a sus amigos a hacer lo mismo. Recibir una carta o una tarjeta, sin duda, les hará sentirse especiales.
4. Déjales una compra, una planta, un ramo de flores o un antojito, frente a su puerta. Luego llama, desde la acera, para dejarles saber que les dejaste una sorpresa en casa.
5. Si su mente está bien, hazle llegar fotos de la familia y anímalo a que complete un álbum que verán juntos cuando se reanuden las visitas. Eso lo mantendrá ocupado con un propósito. Déjale saber que en casa la familia también estará haciendo uno. Si sus facultades cognitivas han menguado, llévale el álbum hecho. Usa fotos grandes, con pocas personas en cada foto e identifícalas por nombre. Asegúrate de que pueda tenerlo cerca de su cama o en un mueble que use mucho.
6. Mantenerlos activos en su tiempo de ocio es señal de afecto. Reconoce sus talentos. Pueden ser líderes en el asilo o encargarse de tareas como organizar juegos entre el grupo con el que estén recluidos.
7. Reduce la información negativa que pueda afectarles. Por ejemplo, sí deben estar informados para actuar con precaución durante la pandemia y seguir las reglas sanitarias, pero no deben obsesionarse con las noticias, ya que pudieran experimentar ansiedad y dificultad a la hora de dormir.
8. ¿Les gusta la música? Llévales una serenata. Simplemente reproduce un playlist de canciones del ayer —o las que sean de su preferencia— que puedan escuchar desde su ventana o en el balcón de su casa. Si Richard Gere lo hizo en Pretty Woman, ¿por qué tú no? Pero ojo, mantén siempre las medidas de seguridad.
9. ¿Quieres celebrar una fecha especial? Ponte de acuerdo con familiares y amigos y organiza una minicaravana con globos y pasa frente a su casa. Avisa a los cuidadores para que lo ubiquen frente a la ventana o en el balcón, guardando distancia, donde lo puedan ver y escuchar con seguridad. (Cada familia que está en cuarentena debe ir en carros aparte y nunca bajarse a saludar). En Puerto Rico recientemente, una hija le leyó una emotiva carta de agradecimiento a su padre, que está en un asilo, desde la acera, con motivo de su cumpleaños y dejó el bizcocho y los regalos en la puerta. Todo fue documentado a través de las redes sociales.
10. Reserva un tour virtual por un museo o una clase de cocina para toda la familia y ayuda a los adultos mayores para que se conecten. De ese modo podrán compartir una experiencia estimulante juntos, aunque sea a la distancia, siempre en espera de tiempos mejores.
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