

La vulnerabilidad en la tercera edad puede hacerte un blanco accesible para los amigos de lo ajeno, quienes, constantemente, se inventan una serie de estrategias para timar a una nueva víctima y robar su identidad. Así le vacían sus cuentas de banco: comprando propiedades, vehículos y diversos artículos a nombre de una persona que quizá desconoce que cayó en un esquema de fraude.
Entre las modalidades que se observan con frecuencia se encuentran las llamadas telefónicas o los mensajes de texto en los que informan sobre el bloqueo de una tarjeta de crédito, algún premio sin reclamar o el ofrecimiento de productos o servicios.
Sin embargo, la persona en cuestión no tiene cuenta bancaria con esa institución en particular, tampoco compró la rifa o el billete de lotería que se menciona y le insisten en que brinde información personal, ya sea para solucionar el alegado problema electrónico o cobrar el supuesto premio.
Ángel Gabriel Graciani Germán, consejero profesional licenciado en salud mental, instó a “tomar en consideración los números telefónicos que no corresponden al libro telefónico o a la lista de contactos, con los que los envejecidos llaman o que no son cónsonos a las llamadas telefónicas rutinarias”. Ante la situación, recomendó colgar la llamada de inmediato.
“Las personas que se dedican a estas actividades delictivas están constantemente generando libretos, creando diferentes estrategias para poder llegar y convencer a la población longeva y adulta joven. Esto para obtener dinero de manera ilícita a través de las situaciones planteadas”, alertó.
Igualmente, advirtió a no ofrecer información personal, “a menos que sea necesario y, de ser necesario, debe ocurrir dentro de un espacio seguro”.
“Si hay una situación particular con el banco, [es mejor] que la persona llegue a la institución, preferiblemente acompañada por un familiar, y que reciba orientación sobre el proceso. Tampoco debe dar información sobre dónde recibe el pago, qué día lo recibe, o cuántas tarjetas tiene o cuánto dinero tiene acumulado”, manifestó.
“El puertorriqueño es muy folclórico haciendo sus conversaciones sobre lo que se ha ganado a través del tiempo, o los logros que ha tenido y, sin querer, muchas veces se le escapa de la mano dar información de más en esas conversaciones. Eso despierta bandera roja alrededor de las personas que son muy talentosas con esto”, apuntó.
Asimismo, aconsejó mantener las tarjetas de crédito o de identificación personal en un lugar seguro, pero accesible. Tampoco debe comentar a otros, salvo a un familiar inmediato, sobre el sitio donde las guarda.
Otra de las recomendaciones para evitar ser víctima de robo es no tener las contraseñas pegadas o escritas en el sobre de las tarjetas ni decirlas en voz alta frente al cajero automático.
En tanto, si el escenario es una tienda u otro espacio comercial, “es importante que la persona, al momento de hacer el pago, esté alerta y que pueda retomar su tarjeta, salvaguardarla y colocarla en el lugar correspondiente”.
“De hecho, en el procedimiento de hacer pagos con tarjeta electrónica en una tienda, nunca piden información adicional como seguro social ni el número de ruta o de la cuenta bancaria. Solo piden el método de pago”, sostuvo.
Por su parte, José R. Acarón Rodríguez, director estatal de AARP Puerto Rico, expuso que “las personas que cometen fraude son profesionales adiestrados para manipular y sacar la información”.
“Por más dudas que genere la llamada, no des información. Estamos hablando de call centers completos llamando gente. Es algo bien profesional, muchas veces fuera de la jurisdicción de Estados Unidos y no hay forma de seguir el tracking del dinero”, reveló.
“Los bancos nunca llaman para pedir información que ya tienen. Es crucial que, si llaman y están pidiendo información, cuelgues y llames al número que tienes de esa institución bancaria y preguntes sobre la llamada recibida”, mencionó.
Otros esquemas de fraude comunes en Puerto Rico, según AARP, son las estafas con monedas de oro o inversión en monedas extranjeras, recaudación para actividades benéficas, falsas oportunidades de empleo y hasta supuestos secuestros de familiares, entre otros.
Ante esto, resaltó que “si te llaman para pedirte dinero a cambio de un ser querido secuestrado, ten calma; llama a tus familiares para asegurarte de que no sea una estafa y notifica a la policía. Muchas llamadas de secuestros son falsas y la gente da el dinero por miedo y sin pensar”.
En cuanto a la petición de dinero para alguna obra humanitaria, urgió verificar “que se trate de una organización real y confiable, antes de ofrecer tu información para donar, ya sea en persona o por la internet”.
“También existen muchas instancias de fraude por internet, incluyendo páginas falsas de compañías para robar tus datos. Asegúrate de mantener la seguridad al hacer transacciones en línea y de que se trate de la página real de la entidad”, sostuvo.
Finalmente, pidió a las personas que, antes de tomar medidas, hablen con alguien, porque los timadores van a tratar de convencerte de tomar decisiones por impulso.
“Es importante que lo pienses; madúralo [el ofrecimiento o la situación] en tu cabeza y protégete. Recuerda que, si algo aparenta ser muy bueno, [probablemente] no lo es. Es mejor parecer un poco descortés que perder todos los ahorros de tu vida”, concluyó.
La autora es periodista colaboradora de Suplementos.
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