

El concepto del fortalecimiento cognitivo se refiere “al aumento de la reserva o capacidad cognitiva”, lo que el doctor Mauricio Alejandro Conejo Hernández, director ejecutivo del Instituto de Neurociencia Cognitiva, compara con nuestros ahorros financieros.
“Es como cuando ahorramos dinero: lo hacemos para poder acudir a ese ahorro en caso de una emergencia y así solucionar el problema. De la misma manera, con ciertos hábitos de vida, podemos ir acumulando reserva cognitiva, fortaleciéndonos, y, cuando nos enfrentemos a un posible daño cerebral o a una enfermedad neurodegenerativa, entonces el impacto pueda ser menor o el detonante pueda alargarse. Incluso, podrían aparecer todos los marcadores biológicos de la enfermedad, pero nunca presentarse los síntomas”, expresó el doctor Conejo.
De hecho, el doctor Nelson Cruz Bermúdez, catedrático del Departamento de Psicología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, afirmó que, en los últimos 20 años, la neurociencia ha llevado a cabo investigaciones en diferentes niveles y coincidió en la importancia del fortalecimiento cognitivo.
“Sabemos que el aparato cognitivo se debilita normalmente por procesos de deterioro del sistema nervioso. Cuando pasan los años, comienza a haber un desgaste, por eso es normal que se te olvide alguna que otra cosa, que te pongas más lento o que los sentidos comiencen a desvanecerse un poco. Tratando de entender cómo ocurre este cambio paulatino del cerebro, se sabe que el cerebro puede fortalecerse y hemos podido comenzar a descubrir y diseñar estrategias para retrasar ese proceso y poder fortalecerlo”, explicó el doctor Cruz.
Cuando nos referimos a ciertas habilidades, hábitos de vida y prácticas que se pueden hacer para poder aumentar nuestra reserva cognitiva. El fortalecimiento cognitivo está recomendado para personas de todas las edades, pues el principal factor de riesgo para las enfermedades neurodegenerativas es la edad, así que “nunca es demasiado temprano para fortalecerlo”.
“Las capacidades y el funcionamiento cognitivo van en declive después de cierta edad. Ese proceso se puede retrasar de manera tal que una persona de 90 años pueda tener una calidad de vida y unos recursos cognitivos en la toma de decisiones que se asemejen a los 60 y 70 años”, detalló Cruz.
De otra parte, según el doctor Conejo, se promueve el fortalecimiento cognitivo como una herramienta preventiva que busca reducir los factores de riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.
“Del 40 % de esos factores de riesgo, nosotros tenemos el control. Por eso nos centramos en la prevención”. ¿Cómo podemos comenzar a hacerlo?
Es necesario realizar actividad física adaptada a tus capacidades. Puedes caminar, correr, hacer el jardín, pasear el perro o nadar. Lo ideal es ejercitarte 30 minutos al menos tres veces por semana.
“Cuando uno se ejercita, los músculos liberan químicos y estos interactúan con el cerebro. Moverse es parte de estar vivo”, dijo Cruz.
El periodo de sueño apropiado es de 7 a 8 horas, pero, conforme vamos creciendo, la cantidad de horas de sueño va disminuyendo. Aun así, debemos procurar que sea un sueño reparador para la restauración de los tejidos y los cambios fisiológicos que deben darse en el cerebro.
“Se supone que este tipo de sueño nos ayuda a consolidar lo aprendido y fortalecer la memoria”, añadió el director del Instituto de Neurociencia. Advirtió, además, que los adultos mayores que duermen menos de cinco horas “ya están arriesgando su salud”.
Hay una conexión entre el sistema digestivo, las bacterias del intestino y el procesamiento de comida, y todo tiene comunicación directa con nuestro cerebro. Por eso, hay que estar pendiente de lo que se come, cuándo se come, la calidad de la comida, el tipo de comida y la cantidad de proteínas y carbohidratos, entre otros aspectos.
“El mindfulness no cuesta; solo requiere que el individuo tenga la disposición de sacar unos minutos al día para cultivar la contemplación, que es una práctica que tiene muchísima evidencia científica de que nos ayuda a disminuir el estrés y con un montón de afecciones como el dolor crónico, la ansiedad y la depresión”, detalló Conejo.
“Todas estas actividades fortalecen los procesos neurocognitivos, inducen la neuroplasticidad y nos alejan un poco del celular, creando cerebros más saludables”, sostuvo Cruz, mientras que el doctor Conejo también hizo un llamado a considerar esta alternativa.
“Estamos ante una situación alarmante de salud pública y es que, porcentualmente, la isla ocupa el segundo lugar con la población de adultos mayores del mundo, superados solo por Japón, lo que nos pone en unas situaciones de riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Debemos centrarnos en la prevención”, puntualizó el doctor Conejo.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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